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Asesinado el responsable Militar de la OLP en el sur de Líbano

Los enemigos de Yasir Arafat asestaron ayer un duro golpe a la facción Al Fatah en el sur de Líbano al asesinar a su más destacada figura militar en la región, Anuar Madi. Nadie se atribuyó la autoría de la emboscada callejera en la ciudad portuaria de Sidón y tampoco existen indicios sobre la identidad de los pistoleros. El asesinato, sin embargo, parece inscribirse en el marco de la cruenta lucha entre las fuerzas de Arafat y su enemigo mortal, Abu Nidal.

El asesinato del coronel Madi fue una operación cuidadosamente ejecutada con el propósito de sabotear los planes de Al Fatah en el sur de Líbano. A juzgar por la precisión del atentado, los asesinos comenzaron a estudiar los movimientos del Madi desde el momento en que, hace tres semanas, regresó de Túnez, donde tiene su sede la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).El coche de Madi fue acribillado en una calle céntrica de Sidón, a pesar de la fuerte escolta. Los atacantes, cuatro o cinco jóvenes, según fuentes de la policía, tuvieron incluso tiempo de aproximarse al vehículo y rematar con una ráfaga el cuerpo ensangrentado del dirigente guerrillero. Luego huyeron en un coche sin dejar el menor rastro.

El asesinato de Madi, acción en la que tres de sus guardaespaldas resultaron gravemente heridos, planteó al instante temores de una nueva guerra intestina en una zona donde la OLP tiene sus reductos más importantes. Los campamentos de refugiados de Miye Miye y Ein el Helueh siguen siendo los principales apoyos de la OLP en la zona, donde Arafat tropieza con dos obstáculos: la influencia de Al Fatah-Consejo Revolucionario, la implacable facción radical que dirige Abu Nidal y la fuerte vigilancia del Ejército libanés.

A falta de reivindicaciones, la policía libanesa investigaba ayer a ciegas y sin más pista que la lista de enemigos de Arafat, que es larga.

Si el veterano dirigente palestino pretende. recuperar el control absoluto en Miye Miye y Ein el Helueh, no podía haber elegido momento menos propicio. Los campos están bajo estrecha vigilancia del Ejército libanés, cuya presencia impide a Arafat recuperar la base de poder que la OLP perdió en Líbano tras la invasión israelí de 1982. La consiguiente parálisis que aquello provocó en las fuerzas de Arafat en el sur de Líbano ha sido aprovechada por sus enemigos. Las facciones radicales, dentro y fuera de la OLP, atacan abiertamente su política de diálogo en el proceso de paz con Israel y han jurado torpedear todo proyecto que implique "capitulaciones" ante el Israel.

El asesinato de Madi demuestra, que las fuerzas de oposición palestinas y sus aliados integristas musulmanes no van a dejar de desafiar a Arafat en Líbano. También revela que la presencia del Ejército libanés no es obstáculo alguno para los pistoleros.

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