El asesinato retrasará la recuperación económica
El asesinato de Budiaf deja a Argelia en un clima de inestabilidad política que no hace sino perjudicar a una economía muy debilitada, con escasas reservas de divisas y con una gran dependencia con el exterior.Los argelinos esperaban para ayer una señal de ayuda de los mercados internacionales: la liberación de una segunda parte del préstamo de 1.500 millones de dólares (150.000 millones de de pesetas), levantado por el banco francés Crédit Lyonnais, que ayudaría a aligerar su deuda exterior de 26.000 millones de dólares.
Los economistas argelinos insisten en que el magnicidio no debería tener ninguna consecuencia en la política de liberalización de la economía argelina, que comenzó en 1989, y que Budiaf continuó, aunque últimamente estaba atravesando una época de desaceleración. Sin embargo, temen que los socios extranjeros de Argelia mantengan una actitud retraída, que ya comenzó el pasado enero con la dimisión del presidente Chadli Benyedid y la anulación de las elecciones.
La realidad de las cifras es bastante pesimista. El Producto Interior Bruto (PIB) ha bajado un 3,5% durante el primer trimestre de 1992 y se ha triplicado el déficit previsto por el Gobierno para este periodo. Por otra parte, Argelia debe utilizar el 75% de lo que obtiene de sus exportaciones -proveniente exclusivamente de la venta de hidrocarburos- para pagar la deuda externa. Las empresas producen tan sólo un 40%, debido a la falta de piezas de recambio y de materias primas, ya que deben ser importadas.
En el interior del país, la turbulencia política creada por el asesinato del presidente se une a la reciente decisión del Gobierno de liberalizar totalmente los precios de los productos de primera necesidad, cuya subida oscila entre el 50% y el 400%. Al descontento social, se le añade los dos millones de parados.
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