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Estados Unidos complace a México con la detención de un traficante de armas

Estados Unidos complació el jueves, con una velocidad sorprendente, al Gobierno mexicano al detener en el Estado norteamericano de Tejas a un traficante de armas, procesado por el caso La Quina, que se encontraba huido. La detención se produjo atendiendo una petición de la diplomacia mexicana cursada momentos antes, cuyo objetivo final es conseguir la extradición del prófugo.

Este caso no se hubiera resuelto tan rápido si en las relaciones entre Esiados Unidos y México no pesara en estos momentos la triste decisión del Tribunal Supremo norteamericano de declarar legales los secuestros de perseguidos de la justicia fuera de sus fronteras, lo que motivó recientemente un importante escándalo jurídico con resonancia internacional.De hecho, México y Estados Unidos negocian con prisas, forzados por el malestar creado en el primero de estos países, la revisión del tratado de extradición suscrito en 1978. Este acuerdo sirvió de base al tribunal norteamericano para esgrimir como válido el secuestro efectuado por la Agencia Antinarcóticos de EE UU (DEA) en México del cirujano Humberto Álvarez Machain, ya que en el articulado de dicho texto no se prohíbe expresamente el secuestro.

La detención el jueves de José Cruz Contreras, reclamado por dos juzgados mexicanos por almacenamiento e introducción clandestina en el país de armas de guerra, además de por otro delito de administración fraudulenta, se produjo enla localidad de Corpus Christi y se realizó mediante una rápida operación encomendada a los jefes policiales de Tejas.

El Gobierno mexicano, informado de la detención, se apresuró ayer a solicitar la extradición de Cruz Contreras, quie, en opinión de observadores diplomáticos, será resuelta favorablemente en breve para el país reclamante.

Cruz Contreras era uno de los máximos colaboradores del gánster mexicano Joaquín Hernández Galicia, La Quina, ex dirigente del sindicato del sector petrolero y que actualmente se encuentra en prisión y pendiente de juicio.

La Quina se servía de Cruz Contreras, a quien tenía colocado en un alto cargo administrativo del sindicato petrolero mexicano, para abastecerse de armamento.

Entre los cargos que se le imputan a Cruz Contreras figuran dos operaciones, realizadas a finales de 1988, mediante las cuales introdujo clandestinamente en el país 255 ametralladoras Uzi con destino a La Quina y sus bandoleros.

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