Delors reclamará "orientaciones firmes" sobre la cohesión económica y social en la cumbre de Lisboa
El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, emplazó ayer a los jefes de Estado y de Gobierno de los Doce para que en la cumbre de Lisboa, que se celebra mañana y pasado, den "orientaciones fírnies" sobre los compromisos financieros de la Comunidad. La cohesión económica y social, dijo, es "la cuestión clave", aunque para la duplicación de las ayudas a los países más pobres "contempla la fecha de 1999", es decir, un retraso de dos años sobre la propuesta inicial.
La Comisión Europea propondrá ceder poderes a los Estados miembros para tranquilizar al Reino Unido y a Dinamarca.La cumbre de Lisboa se celebra, además, en "el contexto del drama yugoslavo", el proceso de ratificación del Tratado de Maastricht y las demandas de adhesión, temas a los que los Doce deben dar respuesta. Las negociaciones para la ampliación de la CE deben comenzar, según Delors, "a principios de 1993", pero limitadas a los países candidatos de la EFTA (Austria, Suecia, Finlandia y Suiza).
Para los otros aspirantes "habrá un mensaje político, según sus especificidades". La fecha del ingreso es "un debate abierto", pero quienes deseen entrar "tendrán que aceptar todo, incluidos los tratados de unión política y de unión económica y monetaria". Las condiciones previas son la ratificación de Maastricht y el acuerdo sobre las perspectivas financieras. En su opinión, debe imponerse un equilibrio entre Norte, Sur y Este de los intereses divididos de los Doce ante este reto político de la Comunidad.
Cesiones de competencias
Delors anunció que la Comisión Europea tomará la iniciativa de proponer cesiones de competencias comunitarias a los Estados miembros, aunque reconoció que ello responde a una petición del primer ministro británico, John Major. El objetivo de rederinir el principio de subsidiariedad, un concepto chicle sobre qué instancia es más efizaz para llevar a cabo una norma común asumida por los Doce, responde a la necesidad de tranquilizar a las opiniones públicas, especialmente la británica y la danesa, sobre la voracidad de poder de Bruselas. Se trata de apoyar los procesos de ratificación del Tratado de Maastricht, que tienen pendientes 10 países.
El presidente de la Comisión entonó el mea culpa por sus declaraciones sobre las beneficios agrícolas que perdería Dinamarca si se queda fuera. "Estaba tan traumatizado por el clima de incomprensión en Francia sobre la reforma agrícola que cometí el error de hacer esta declaración, pero a partir de ahora no diré nada. Son el Gobierno y los ciudadanos daneses los que deben reflexionar". Asegurar que la Comunidad Europea sigue viva y que todavía es posible la unión europea a doce es el telón de fondo de la cumbre.
Para los británicos, junto a la ampliación, el rescate de competencias de la CE es uno de los lemas de su presidencia comunitaria. El Reino Unido tomará el relevo a Portugal el próximo 1 de julio. El presidente de la Comisión puso como posibles ejemplos el control -si existe confianza mutua entre los Estados- de algunas de las medidas de protección del medio ambiente o la eliminación de los controles de la CE sobre ayudas estatales cuando se trate de cantidades por debajo de un nivel concertado de antemano.
El principio de subsidiariedad, explicó, se basa "en no decidir lejos de los ciudadanos lo que se pueda hacer cerca de ellos", pero defendió la eficacia de actuar en común.
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