El jefe del Ejecutivo, supuesto a aplazar para septiembre la renovación del Constitucional si el PP no presta su apoyo

Felipe González se mostró ayer especialmente interesado en contar con el acuerdo del Partido Popular (PP) para elegir a los cinco nuevos magistrados del Tribunal Constitucional. González llegó a proponer que, si la semana próxima no hay un consenso que incluya al PP, se debería posponer a septiembre la renovación. La iniciativa, que está aparentemente destinada a realzar públicamente su disposición a pactar con el PP, fue rechazada por el CDS e IU, mientras el PP interpretaba que el jefe del Ejecutivo había "abortado" un nuevo intento socialista de marginar a los populares.

González consideró insuficiente un pacto entre el PSOE CIU, CDS e IU -grupos qui proponen como candidatos a magistrados a Jesús Cruz Villalón, Julio González Campos, Carles Viver y Landelino Lavilla- y afirmó que "habrá que seguir haciendo un esfuerzo de consenso".

" Si no es posible que ese esfuerzo dé frutos, como deseo, de aquí a la semana próxima", agregó González en alusión al acuerdo unánime de la Junta de Portavoces para que la elección se realice el próximo jueves, "lo que no podemos es mantener la situación de incertidumbre en el Tribunal Constitucional. Por consiguiente, me parece más adecuado que, si no podemos llegar a ese acuerdo, nos demos un espacio hasta el comienzo del siguiente periodo de sesiones [el próximo día 1 de septiembre] para que, mientras tanto, el tribunal pueda trabajar con cierta calma,

Sin estar sometido a la tensión de si a la semana siguiente se va a producir o no la sustitución de varios de sus magistrados".

Estrategia "abortada"

La exhortación de González a incluir en el consenso al PP fue celebrada por el portavoz popular en el Congreso, Rodrigo Rato, quien la interpretó como un auténtico "aborto" de la estrategia socialista, consistente, según él, en promover una elección en la que aparentemente prevalecería la independencia de los nuevos magistrados, pero que en realidad respondería a un reparto de cuotas entre el PSOE, CIU e IU. Rato compartió, con motivos diferentes, el rechazo del CDS, expresado por boca de José Ramón Caso, y de IU, en palabras de Nicolás Sartorius, a postergar a septiembre la renovación. Sartorius dijo que el actual retraso de más de tres meses es ya "un escándalo" y expresó su sospecha de que una nueva dilación "favorecería un pacto PSOE-PP con marginación de las minorías".

Más diplomático, el portavoz de CIU, Miquel Roca, opinó que González adoptó ayer una actitud inteligente al mostrar que está dispuesto a esperar casi tres meses más para facilitar un acuerdo con el PP, lo que emplaza a este partido a adoptar una actitud flexible. Roca apostó, no obstante, porque la elección se producirá la semana próxima.

Sin embargo, Felipe González apeló a la conveniencia e incluso "necesidad", política de incluir al PP en el consenso. "Se trata", dijo el jefe del Ejecutivo, "de que todo el mundo esté representado, y de que el partido con mayor representación en la oposición tiene que estar presente en una decisión de consenso. Eso es lo deseable".

Un comentario con el que González aprovechó para restar solvencia a la opinión vertida la víspera por José María Aznar a cerca de que la marginación del PP -único grupo, aparte del PSOE, capacitado para presentar por sí mismo recursos de inconstitucionalidad- cuestionaría la representatividad del nuevo Tribunal Constitucional. Aznar llegó a decir a un grupo de periodistas que el PP podría renunciar a presentar recursos ante esa institución para mostrar su falta de reconocimiento a un alto tribunal sometido a reparto.

Rato mantuvo ayer que la lista presentada por su partido -José Gabaldón, Rafael Mendizábal, Cándido Conde Pumpido, Manuel Alonso Olea y Clemente Auger- es "la mejor lista de consenso".