Un año de tensiones
EL PAÍS El acceso de la derecha al gobierno del Ayuntamiento de Valencia se produjo gracias a un pacto entre el PP (nueve concejales) y el partido regionalista Unión Valenciana (ocho ediles). El acuerdo, que dejó a los socialistas (13 regidores) en la oposición, junto a Esquerra Unida (tres concejales), se ha visto amenazado por tensiones a lo largo de este primer año de mandato. La alcaldesa, Rita Barberá, del PP, sin embargo, ha mantenido un permanente esfuerzo por limar asperezas. El pasado viernes, Barberá, que precedió a José María Aznar en el mitin del PP celebrado en Valencia, hizo una encendida defensa de la coalición municipal. "Nos quieren romper todos los días", dijo la alcaldesa, "pero que cesen los cantos funerarios. Valencia tiene y tendrá un gobierno estable".
En líneas muy generales, en el balance del primer año del gobierno municipal PP-UV destaca el resurgimiento de la polémica lingüística que la Comunidad Valenciana arrastra desde la transición, centrada en la negativa a aceptar que el valenciano es una variante del catalán.
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