El banquero de Gustave Le Bon
El mercado reaccionó con un repliegue que se llevó por delante el ascenso del índice registrado el día anterior. Antes del cierre se habían deshecho las posiciones tomadas pocas horas antes. ¡Que los perros muerdan a los rezagados!, debieron de pensar los últinios en abandonar el barco.Cuando en la Bolsa no queda nadie -los volúmenes de esta semana son los más bajos del año, con medias entre 4.000 y 5.000 millones de pesetas-, sefial de que la racionalidad del mercado y la irracionalidad del individuo (o viceversa) se han encontrado. Todos enajenaron, aunque no únicamente las acciones; abundaron las actitudes de prisa innecesaria, al estilo del banquero imaginario recreado por el historiador francés Gustave Le Bon a propósito de la burbuja de la South Sea: "Cuando el resto del mundo enloquece debemos imitarlo en cierta medida".
A partir de ahora no valen ni la conducta de los agregados monetarios ni la demanda de dinero. Si llega, la recuperación será concertada; no conviene olvidar, por otra parte, que el mercado de valores debería reflejar finalmente el precio de los activos industriales, base de la actividad productiva.
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