Ocho servicios de información contra los terroristas

Renseignements Generaux (servicios secretos franceses), Policía Judicial, Policía del Aire y de las Fronteras, Gendarmería, Guardia Civil, Ertzaintza (policía autonómica vasca), Cuerpo Nacional de Policía y posiblemente, también el Cesid, los servicios secretos militares españoles. Con mayor o menor profundidad, ocho servicios de información españoles y franceses se hallan implicados en la lucha contra ETA. El rastro de los activistas no se pierde ya en la frontera con Francia, y por el contrario, lo que en el pasado fue una colaboración esporádica ha pasado a ser sistemática y funcional.Desde hace dos años, un mando de la Guardia Civil coordina permanentemente el intercambio de información desde despachos del Ministerio del Interior francés en París que también conocen algunos funcionarios de la Ertzaintza. En estrecho contacto con el comisario Roger Boslé, coordinador de la política antiterrorista del sudeste francés, un oficial de la Guardia Civil y otro del Cuerpo Nacional de Policía hacen lo propio en Pau, la capital del departamento administrativo que engloba al País Vasco francés.

Idéntica función desempeñan los dos funcionarios del Ministerio del Interior francés destinados en la sede del Gobierno vasco, en Vitoria. Los fax funcionan regularmente, intercarnbiando información entre uno y otro lado de la frontera.

Dedicación exclusiva

La Guardia Civil dispone de un centenar de miembros dedicados en exclusiva a ese servicio y mantiene en el sur de Francia una presencia permanente que, en ocasiones excepcionales, puede llegar hasta un total de 40 agentes especialistas en control y seguimientos. No pueden intervenir en las detenciones, pero nada les impide seguir una pista en el otro lado y establecer una vigilancia camuflada. Cuando la información ha sido estudiada y contrastada es transmitida a la policía francesa. Muchas de las capturas de los dirigentes de ETA, incluida la del colectivo Artapalo el 29 de marzo en Bidart, son fruto de esa labor desempeñada por los efectivos de la Guardia Civil.

En contraste con ese potente servicio de información y de la red de colaboradores, e incluso infiltrados, los efectivos policíales del País Vasco francés disponen únicamente de media docena de especialistas en información. "Los franceses son médicos generalistas casi en su totalidad", indican fuentes de Interior, "pero la colaboración es ahora muy buena y lo cierto es que se vuelcan con los refuerzos necesarios en cuanto se establece el objetivo".

La coordinación entre los servicios de información, el elemento sustantivo de la creciente eficacia antiterrorista, ha permitido sistematizar y encauzar una colaboración que fue también muy intensa años atrás. Años en los que el voluntarismo de algunos responsables de los cuerpos policiales, preferentemente de la Guardia Civil y la PAF, superó actitudes mucho menos entusiastas en la parte francesa.

La confianza y la colaboración han estado obviamente sujetas a las instrucciones de París de acelerar o reducir la presión sobre ETA en los años en los que el Gobierno francés creyó en la posibilidad de que la organización terrorista buscara, efectivamente, una salida razonable. Las campañas de coches-bombas, entre otros factores, terminaron por derrumbar esas posiciones.