La política agrícola española
La lectura del editorial El campo y la CE, publicado el pasado día 24, me ha producido una gran perplejidad. Entre otras cosas, afirman ustedes: "La nueva política agrícola común se basa en el recorte de precios para alinearlos a los del mercado internacional e impulsar por esta vía una agricultura más competitiva. (...) La futura política agrícola común es un ultimátum contra la pervivencia de las explotaciones ineficientes. Para España (...), además de poner fin a la incertidumbre, tal política representa una plataforma válida para transferir eficiencia al campo. (...) Al campo español se le ofrece la ocasión de mejorar la rentabilidad y la dimensión de sus explotaciones y de diversificar un medio dependiente casi exclusivamente del fruto de la tierra. Italia (...) amenaza con mezclar en la cumbre de Lisboa las cuotas lácteas con el dinero de la cohesión. Mala noticia para España".Desgraciadamente, no es fácil compartir esa seguridad con la que ustedes hablan de las bondades de la nueva PAC; permítaseme al menos el beneficio de la duda. Pienso, como muchos profesionales del sector, que la nueva PAC no va a impulsar una agricultura más competitiva, sino todo lo contrario. No va a ser un ultimátum contra la pervivencia de explotaciones ineficientes, sino que va a permitir que éstas sigan malviviendo con el oxígeno de las subvenciones comunitarias. No pone fin a niguna incertidumbre ni representa una plataforma válida para transferir eficiencia al campo; más bien coloca a los agricultores en la tesitura de no tomar decisión alguna sobre la mejora de sus explotaciones, a la espera de acontecimientos. No se ofrece al campo español ninguna ocasión para mejorar su rentabilidad; si acaso, los agricultores menos eficientes, incapaces de mejorar su productividad, van a tener la ocasión de incrementar sus rentas con la sopa boba de las subvenciones comunitarias.
Y para terminar, no creo que sea mala noticia para España que Italia ponga dificultades a los acuerdos alcanzados y amenace con mezclar en la cumbre de Lisboa las cuotas lácteas con el dinero de la cohesión. No es de recibo que España, a cambio del plato de lentejas que supone el incremento de la cuota láctea, haya aceptado la nueva política agraria comunitaria, que, a mi juicio va a suponer la ruina de un elevadísimo porcentaje de agricultores y ganaderos.-
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