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GOLPE A LA UNIÓN EUROPEA

El rechazo danés plantea nuevos problemas a la ampliación de la CE

El rechazo de los daneses a la unión europea plantea nuevos obstáculos al proyecto de ampliación de la Comunidad Europea (CE). Frente a los que, como Dinamarca y el Reino Unido, defendían la prioridad del ingreso de nuevos socios, la crisis ha impuesto la tesis de Francia y de España de que antes es necesario sentar firmemente las bases de la construcción europea por dentro. Alemania, defensora de llevar a cabo las dos alternativas, apoya ahora la urgencia de sacar adelante el Tratado de Maastricht.

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El propio presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, advirtió el miércoles que una de las consecuencias del referéndum afecta a Ias perspectivas de ampliación". Como primera medida, los comisarios decidieron anteayer aplazar el segundo seminario de reflexión sobre el ingreso de nuevos socios. "Aún es pronto para determinar si los Doce van a cambiar de postura, pero mientras no se clarifique el futuro de Maastricht, se puede asegurar que la entrada de nuevos socios entra en fase de bloqueo", afirmaron ayer fuentes comunitarias.Los representantes permanentes de los Doce ante la CE han realizado un primer análisis de la crisis comunitaria. "La primera conclusión en la que estamos todos de acuerdo es que el tema de la ampliación hay que estudiarlo con más cuidado", manifestó el embajador español, Camilo Barcia.

El compromiso de sacar a la. Comunidad del atolladero pasa por intentar concluir la ratificación del tratado de unión europea antes de que finalice el año. Está es la mejor solución, porque las alternativas jurídicas para mantener una CE a 12 y una unión política y monetaria a 11 son todas lentas y complicadas. La renegociación del tratado está descartada en principio, incluso por el Reino Unido, porque esa posibilidad supondría entrar en un atolladero.

El objetivo esencial es salvar Maastricht; después, el mensaje para. los candidatos al ingreso será el de "todo o nada". La Comunidad a la carta parece totalmente descartada. Según fuentes comunitarias, la lección del referéndum es que habrá que "imponer condiciones constitucionales a los candidatos y plantearse la posibilidad de mecanismos de exclusión, hoy inexistentes".

De los países que han presentado su candidatura a la Comunidad, los que no ofrecen problemas son los antiguos socios de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA): Suecia, Austria, Finlandia y Suiza, a los que puede unirse a fin de año Noruega como aspirante oficial. Turquía, Chipre y Malta tendrían que esperar como mínimo a una segunda oleada de ingreso. Pero el proyecto inicial de poder empezar las negociaciones de adhesión a partir de 1993 se revela ahora apresurado.

Por una parte, habrá que esperar al impacto que el referéndum danés tendrá en la opinión pública de los restantes países nórdicos. Por otra, estos aspirantes, aunque no plantean problemas económicos para adaptarse rápidamente, presentan dificultades para asumir la unión política, en especial el abandono de la neutralidad, incompatible con una política exterior y de seguridad común.

El nuevo debate en la CE gira ahora en torno al peligro de incorporar países cuya sociedad tiene una débil conciencia comunitaria. Este giro da satisfacción a la postura del Gobierno español, uno de los más reticentes a una ampliación con prisas. "En realidad, se demuestra que los países comunitarios de verdad son los fundadores y los de la tercera ampliación [España y Portugal]", afirma Carlos Westendorp. El resto, en su opinión, entró en la Comunidad porque es la única alternativa, aunque su objetivo sea el de diluirla en una zona de libre cambio, caso del Reino Unido, o continuar viviendo gracias a los fondos comunitarios (Irlanda y Grecia).

Las excepciones danesas dentro de la Comunidad Europea confirman parcialmente el punto de vista español y demuestran que no siempre por ceder se consigue el avance esperado. Dinamarca no, ha asumido el convenio sobre derecho de asilo y se niega a aceptar el estatuto de ciudadanía por una simple cuestión de soberanía jurídica.

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