El Gobierno combatirá la sequía con un plan que cambiará los cultivos y subirá el precio del agua
El Plan Hidrológico Nacional, la medida más ambiciosa puesta en marcha por el Gobierno para combatir la sequía, transformará radicalmente el sistema nacional del aprovechamiento del agua. Su puesta en marcha, prevista para el otoño, obliga a una redistribución de los recursos hidráulicos -es decir, a los trasvases de agua de unas comunidades autónomas a otras-, al cambio de los cultivos en determinadas zonas y a un encarecimiento general en el precio del agua. Este plan, al que ha tenido acceso EL PAÍS, supone también frenar la extracción de los pozos subterráneos en Levante y Almería, instalar depuradoras en las localidades de más de 2.000 habitantes y transformar 250.000 hectáreas de secano en regadío en 10 años.
Dada su envergadura, el Plan Hidrológico Nacional precisa de un pacto de Estado, de un consenso político general, para llevarlo a cabo. Así lo manifiesto el pasado miércoles en el Congreso el ministro de Obras Públicas y Transportes (MOPT), José Borrell. El plan se encuentra en sus últimas fases de redacción y estará listo para el mes de julio, tal como se ha comprometido el ministro. El coste del plan se evalúa en dos billones de pesetas, parte de los cuales se financiarán con recursos extrapresupuestarios, y tiene un plazo de aplicación gradual hasta el año 2010.A partir de mañana, los residentes en Castilla y León, Andalucía y toda el área de la Comunidad Valenciana tendrán elementos de discusión para dos meses. Las planes de las cuencas del Duero, Guadalquivir y Júcar se exponen a información pública en todas las capitales de provincias por donde discurren estos ríos y sus afluentes. El día 8 harán lo propio los correspondientes a las cuencas del Norte, Ebro, Guadiana y Sur. Durante dos meses los afectados o interesados podrán presentar alegaciones a los planes de aprovechamiento y reparto de los recursos de cada cuenca. Pasado este trámite, el Gobierno aprobará el plan definitivo con rango de decreto-ley.
Las polémicas que surjan en el ámbito local por las repercusiones de estos planes serán un pálido apunte de las que provoque, el Plan Hidrológico Nacional, que saldrá en julio, con un retraso de más de dos años sobre lo anunciado.
El plan del Gobierno parte de un dato difícil de creer en un año castigado por la sequía: en España hay agua más que suficiente. En la declaración de principios, se fija como objetivo satisfacer las necesidades de agua durante los próximos 10 y 20 años, mediante la regulación de los recursos propios de cada cuenca en un proceso de reequilibrio hidráulico.
El tratamiento de las aguas subterráneas y la regulación del uso de los acuíferos conllevará su aprovechamiento en zonas poco explotadas como son las de la meseta norte en la cuenca del Duero. También se pondrá fin al proceso continuado de esquilmación de los acuíferos 23 y 24 (Tablas de Daimiel en Ciudad Real y parte de Albacete), y los de la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería.
Abandono de cultivos
"En la medida en que la recuperación de estos acuíferos exija abandonar los cultivos habrá que buscar compensaciones o liberar recursos de otras fuentes", afirma Adrián Baltanás, director general de Obras Hidráulicas.
La financiación del plan, con un coste estimado de dos billones de pesetas, establece por primera vez mecanismos extrapresupuestarios que ayuden a las disponibilidades públicas. El Plan incluye también, según dijo el ministro de Obras Públicas y Transportes José Borrel, convertir a las "añejas y seculares" Confederaciones Hidrográficas, "de las que estamos descontentos respecto a su capacidad de gestión", en agencias o entes públicos con poderes para administrar sus recursos, al margen de los presupuestos.
Medidas para no perder ni una gota de agua
I. G. M.En España solamente se aprovechan 40.000 de los 100.000 hectómetros cúbicos del agua que caen del cielo cada año. Para intentar corregir esta situación, el Plan Hidrológico Nacional establece las siguientes siete prioridades:
-Aguas subterráneas: El 25% del agua que se consume en España procede de los pozos. El Plan prevé limitar y restringir el abuso de extracciones de agua en las provincias de Valencia, Alicante, Murcia, Almería, Albacete y, Ciudad Real. Por el contrario, favorecerá la obtención de aguas subterráneas en la cuenca del Duero.
-Aguas residuales: En las zonas secas, se aprovecharán las aguas residuales para someterlas a depuración y usarlas posteriormente en el riego de cultivos y plantas ornamentales. Zonas afectadas: todo el Levante y los dos archipiélagos (Canarias y Baleares), donde sale más barato ese procedimiento que la desalación de las aguas marinas.
-Inundaciones: Las inversiones en infraestructuras de prevención de desbordamientos son más baratas que reparar los daños causados por las inundaciones. Partiendo (le esta base, se prevé la realización de 148 canalizaciones y encauzamientos de ríos en Almería, Málaga y las cuencas del Júcar y el Segura, donde ya se ejecutan obras con este fin.
-Pantanos: Muchos de los pantanos propiedad del Estado con destino a los regadíos se acondicionarán para su aprovechamiento como fuente de energía eléctrica. Entre ellos, el de Rumblar, La Serena, Alange, Tous.... Además, los embalses necesitan una ordenación territorial de su entorno que limite la sobrecarga de urbanizaciones en muchos casos.
En otros, se crearán áreas de recreo para su disfrute turístico como en el de Rialp, Zahara (recién inaugurado en la ruta de los pueblos blancos de Cádiz), La Fernandina (Jaén), José Torán, Alange, Las Cogotas, Pontón Alto (Segovia)...., entre otros.
-Riegos: El objetivo del Plan es habilitar 250.000 nuevas hectáreas de secano para regadío a lo largo de la próxima década.
-Depuración: El coste de dotar a los pueblos y ciudades de depuradoras, con arreglo a la directiva de la Comunidad Europea, exige inversiones de 1,3 billones de pesetas. El Plan prevé que todas la poblaciones con más de 15.000 habitantes instalen depuradoras para el año 2000 y las de más de 2.000 habitantes, para el año 2005.
-Agua embalsada: El objetivo es aumentar de 55.000 a 64.000 los hectómetros cúbicos de agua embalsada. Los nuevos pantanos incrementar un 25% la capacidad actual.
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