El ex guerrillero venezolano Douglas Bravo, detenido por un supuesto plan subversivo
Efectivos de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), policía política venezolana, detuvieron el pasado jueves en Caracas al ex guerrillero Douglas Bravo por sospechas de implicación en un plan subversivo.
Cuando han transcurrido más de 100 días desde el fallido golpe de Estado del 4 de febrero, Venezuela no recobra la calma. Los rumores de golpe son incesantes y los disturbios no cesan. Desde hace varios días, estudiantes universitarios y de enseñanza media se enfrentan con la policía, incendian vehículos y hacen que las calles de las ciudades se inunden de gases lacrimógenos. Los servicios secretos, el alto mando militar y el Gobierno están convencidos de que se enfrentan a una escalada subversiva de grupos ultraizquierdistas, que han rebrotado al socaire del fallido golpe de los militares golpistas. Altas fuentes de los servicios secretos dicen estar seguros de la conexión existente entre militares golpistas del grupo denominado Comacates (comandantes, mayores, capitanes y tenientes), que intentaron el golpe bajo la denominación de bolivarianos, y grupúsculos de ultraizquierda dirigidos por antiguos guerrilleros.
Coincidencias
La policía política argumenta que existe una coincidencia entre la terminología de los militares golpistas y de los ultraizquierdistas, además de contactos en algunas ciudades en los días anteriores al golpe de febrero. Tras el fracaso de la intentona golpista, el ex guerrillero más famoso, Douglas Bravo, declaró que el pueblo alzado sacaría de la cárcel a los militares encarcelados. Bravo fue el último resto de la guerrilla venezolana de los años sesenta, cuando el Partido Comunista de Venezuela (PCV), apoyado desde Cuba, se echó al monte contra el Gobierno constitucional de Rómulo Betancourt. El hoy presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, se ganó por aquellas fechas el apelativo de ministro policía por su dureza en la represión contra la guerrilla, que salió derrotada. El PCV reconoció su derrota, aprobó la línea de paz democrática y pasó a la lucha parlamentaria.
No aceptaron esta postura Bravo y su grupo, que fundaron el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) y siguieron la lucha armada hasta que estallaron las escisiones y concluyó por agotamiento. Los ex guerrilleros se reintegraron a una situación de legalidad en una vida semiclandestina.
Además de Bravo, la Disip detuvo en Trujillo a su ex lugarteniente Francisco Prada. En abril de 1991, éste escribió en el prólogo a un libro de Bravo y su ex esposa Argelia Melet: "La única consigna es seguir luchando y conquistar la victoria". El Gobierno y la policía creen haber encontrado en estos veteranos guerrilleros, que rondan ya los 60 años, a quienes mueven los hilos de la subversión estos días.
El ministro del Interior, Luis Piñerúa, aseguró que los subversivos planeaban "tornar puntos claves de la ciudad y provocar una acción generalizada".
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