Philip Habib, el embajador estadounidense y de las crisis sin solución
Philip Habib, uno de los más destacados diplomáticos estadounidenses, murió el pasado lunes, a los 72 años, de una crisis cardiaca en un hotel de Puligny-Montrachet, en Francia, según informaron fuentes oficiales. Su cuerpo será trasladado a Estados Unidos, sin que se haya precisado la fecha. Llamado por el presidente Reagan en mayo de 1981 para intentar poner paz en la tierra de sus antepasados libaneses, Habib, que se había retirado de la vida política tras sufrir su segunda crisis cardiaca en 1978, volvió a la primera línea de la política exterior norteamericana, en la que, de una forma u otra, había estado influyendo durante tres décadas, con seis presidentes distintos.
Hijo de un tendero libanés, nació en Nueva York el 25 de febrero de 1920. Estudió en la Universidad de Idaho, en la que se graduó en 1942. Ese mismo año se incorporó al Ejército de Estados Unidos, en el que permaneció hasta 1946, licenciándose con el grado de capitán. En 1949 se incorporó al servicio exterior norteamericano. En los años siguientes alterna distintos puestos diplomáticos en Canadá, Nueva Zelanda, Trinidad, Corea..., con destinos en Washington, en el Departamento de Estado.
A mediados de la década de los sesenta se le considera ya como uno de los mejores expertos en el sureste asiático, y como tal desempeña un papel activo en las negociaciones sobre Vietnam en la delegación que en 1968 dirigieron Averell Harriman y Cyrus Vance. Después de la elección de Richard Nixon como presidente, Harriman y Vance fueron sustituidos por Henry Cabot Lodge y Lawrence Walsh, pero Habib siguió en la delegación. Desde entonces empieza a labrarse su fama como negociador paciente y audaz, a la vez que no duda en recurrir a la diplomacia secreta si lo cree oportuno. En 1971 abandonó las negociaciones en Vietnam y fue nombrado embajador en la República de Corea. En 1974 volvió a Washington como secretario de Estado adjunto para el Oriente Asiático y el Pacífico.
En 1976, con Gerald Ford en la Presidencia, su foco de atención se desplazó del oriente asiático a Oriente Próximo, al ser nombrado subsecretario de Estado para Asuntos Políticos. Mantenido en este puesto por el presidente Carter, Habib desempeñó un papel decisivo en los acuerdos de Camp David de 1977. A principios de 1978, como consecuencia de una crisis cardiaca grave, se retiró de la política.
En la primavera de 1981, Reagan le reclamó como embajador volante para la dificil tarea de lograr un acuerdo de paz en Oriente Próximo. Aunque algunos llegaron a calificarle cómo "el proyectil secreto de América en la zona", sus esfuerzos para, en frase suya, Ilevar la paz a esa tensa región, y a partir de ahí avanzar en el proceso global de paz", no llegaron a fructificar, y el 22 de julio de 1983 dimitió "por razones personales".
Todavía volvería a ser reclamado por Reagan para otra misión extraordinaria. El 7 de marzo de 1986 fue nombrado enviado especial para Centroamérica, encargado ¿le "buscar una solución diplomática" en Nicaragua. Sin embargo, en agosto del año siguiente dimitió de su cargo por desacuerdo con la política de Reagan en la zona.
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