Ciudadanos del mundo
Estoy en completo acuerdo con las tesis del Colectivo Quijano expresadas en EL PAÍS del 25 de abril pasado con respecto al derecho de emigración. Represando los flujos migratorios en las fronteras de nuestros países sólo se consigue agudizar a la larga el problema del desequilibrio económico Norte-Sur y la incomprensión entre los pueblos y entre las culturas, y se ofrece al racismo y la xenofobia, si no una justificación, cuando menos una consonancia oficial. Que la apertura de las fronteras tenga consecuencias económicas es innegable, pero los países europeos deben decidirse si quieren que sus habitantes se conviertan en ciudadanos delmundo o terminen viviendo atrincherados, con las armas apuntando hacia el Sur o -de nuevo- hacia el Este.-