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Entrevista:

"Con Felipe González hemos roto todas las barreras psicologicas"

El primer ministro de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, se considera, junto a Felipe González, el artífice del auge reciente de la relación hispano-lusa, en la que, asegura, "se han roto todas las barreras psicológicas". Presidente desde hace cinco meses del Consejo Europeo, Cavaco, de 52 años, no duda tampoco en supeditar la ampliación de la CE a la puesta en práctica de la solidaridad con sus miembros meridionales, tal y como se pactó en la cumbre de Maastricht.

Pregunta. ¿No ha sido la presidencia portuguesa de la Comunidad Europea (CE) demasiado tímida a la hora de presionar para lograr la puesta en marcha de Maastricht y su fondo de cohesión para fomentar el desarrollo de los Estados miembros más meridionales?

Respuesta. Las perspectivas financieras fueron puestas sobre la mesa por Jacques Delors [presidente de la Comisión Europea] hace sólo dos meses. Han sido objeto de una amplia discusión técnica y ahora estamos pasando a la fase política. No ha habido tiempo de hacer más. En la cumbre de Lisboa en junio esperamos, no obstante, obtener la aprobación de un compromiso político con algunas cifras que vaya más allá del protocolo adoptado en el Consejo Europeo de Maastricht sobre la cohesión. No rehuímos los asuntos delicados. Prueba de ello es que se acaba de conseguir la reforma más radical de la política agrícola común.

P. ¿Por qué evitó, en cambio, la convocatoria de un Consejo Europeo extraordinario, preconizado por Delors y Felipe González, para allanar el camino de la cumbre de Lisboa?

R. Ambos reconocen ahora que los requisitos no estaban reunidos. Una cumbre extraordinaria para facilitar la adopción de las perspectivas financieras requiere una labor preparatoria que algunos países no están en condiciones de efectuar.

P. Para España está claro que sin cohesión no hay ampliación de la CE. ¿Lo está también para Portugal?

R. Nuestra posición es igual de clara. No se podrá avanzar en la negociación sobre la ampliación sin ponerse antes de acuerdo sobre el incremento del presupuesto de la CE.

P. ¿Teme que con el ingreso de nuevos Estados septentrionales en la CE los intereses del Sur queden aún más en minoría?

R. No es realista dejar a las puertas de la CE a países como Austria, Suecia o Finlandia. En la CE los objetivos deben ser asumidos por todos. Para los meridionales, el mercado único o la Unión Económica y Monetaria (UEM) supone más esfuerzos que para los septentrionales, pero también los Estados del Norte hacen suya la cohesión que tanto interesa al Sur. Me resulta inimaginable que este objetivo primordial, reforzado en Maastricht, pueda ser puesto en cuestión por los recién llegados.

No al directorio

P. La ampliación requerirá una reforma de las instituciones. González se ha pronunciado por un "liderazgo colectivo" de países, es decir una especie de directorio de los grandes. ¿Le asusta esa idea?

R. Sí, porque presuponen una discriminación entre grandes y pequeños y no fortalece la unión ni la solidaridad comunitaria.

P. Hasta su ministro de Exteriores reconoce que las actuales instituciones se paralizarían con más de 15 miembros. Entonces, ¿qué reforma es necesaria?

R. En una primera fase de ampliación se puede seguir funcionando con las mismas instituciones, pero es verdad que si llegamos a ser 20 habrá que repensarlas. En materia económica sabemos ya cuál es el modelo final de la CE -la moneda única-, pero no así en lo institucional. El modelo debe permanecer abierto, no debe ser predeterminado.

P. ¿Podrá Portugal estar también en el grupo de cabeza de países que en 1997 accedan a la última fase de la UEM?

R. Vamos a prepararnos. Estoy determinado a tomar todas las decisiones necesarias, por muy impopulares que sean, para que no nos quedemos -atrás. Pero aun así no puedo garantizar ej éxito. Si no lo logramos, el país sufrirá un cierto trauma psicológico.

P. Esté o no en el grupo líder, lo cierto es que se ha desvanecido el fatalismo tradicional de los portugueses.

R. El portugués de hoy día es bastante diferente del que era antes de la entrada en la Europa comunitaria. Un cierto pesimismo, la idea de que es dificil vencer, han caído en desuso y existe un clima de confianza. La nueva generación se ha liberado de la tutela del Estado y está dispuesta a luchar para abrirse camino. Atribuyo el cambio de mentalidad a la estabilidad política. Portugal no es Italia, y cuando no hay estabilidad -tuvimos 16 Gobiernos en 11 años-, la máquina económica se para.

P. A través de la CE, España y Portugal se han compenetrado económicamente, pero ¿no siguen ignorándose sus pueblos?

R. Desde que me reuní por

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