Querida Cinecittà
El enorme éxito de La dolce vita (1959), sublimación de la primera parte realista de su obra, permite a Federico Fellini rodar la personal Ocho y medio (1963), brillante reflexión sobre sí mismo y su cine que constituye su obra maestra, apoyada en la magia de unas imágenes creadas en los estudios de Cinecittá. El punto de partida de Entrevista es un proyecto frustrado de Federico Fellini para rodar una adaptación de la novela América, de Frank Kafka, y un equipo de la televisión japo nesa que llega a los estudios de Cineccittá para hacer un repor taje sobre su manera de trabajar.
Esto da pie para que Fellini, en unas escenas que constituyen lo mejor de la película, narre su primera visita a Cinecittá. En un hábil movimiento Fellini juega con la realidad y su reconstrucción para demostrar que con un poco de cartón piedra, reconstruyendo Cineccitá puede conseguir una magia mucho más efectiva que la propia realidad.
Intervista
Director y guionista: Federico Fellini. Fotografia: Tonino Delli Colli. Intérpretes: Federico Fellini, Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Sergio Rubini. Italia. Estreno en Madrid: Renoir (versión original).
Entrevista no sigue por este apetecible camino, las relaciones de Fellini con los gigantescos estudios cinematográficos del periodo fascista, y no tarda en irse por otros derroteros, hasta constituir la más deslavazada de sus obras. En un segundo, y menos interesante, bloque, siempre seguidos por los entrevistadores japoneses, Fellini y Marcello Mastroianni, disfrazado de Mandrake, van a visitar a Anita Ekberg, convertida en una caricatura de sí misma, para rememorar casi 30 años despues su trabajo conjunto en La dolce vita y ver, gracias al arte del mago, la célebre escena de la Fontana de Trevi.
Y el final es una hábil demostración de que Fellini puede hacer cine sin guión, sin historia, a partir de la más mínirria anécdota. Mientras ensayan un posible final de su adaptación de América en exteriores, comienza a llover, gran parte del equipo se refugia bajo un entoldado de plástico y son atacados por unos pieles rojas que en lugar de flechas lanzan mortíferas antenas de televisión. Lo que da lugar a una curiosa escena donde se mezcla la pura nada con el más tradicional simbolismo.
Realmente, más que una película, son fragmentos de diferentes películas, o quizá de la misma, pero no sólo interesa por explicar la forma de rodar del mago Fellini, la magia que sabe añadir a cualquier imagen, y mostrar a buena parte de su equipo habitual, desde el decorador Danilo Donati al director de fotografía Tonino Delli Colli, sino por el atractivo de algunas de sus escenas.
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