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La cocaína puede provocar infartos cerebrales con la primera toma

El 30% de los pacientes que llegan al hospital de La Paz de Madrid con hemorragias o infartos cerebrales relacionados con el consumo de cocaína había tomado esta droga por primera vez. Este dato, un tanto alarmante, lo aporta, avalado por estadísticas y trabajo en laboratorio, Esuperio Díez Tejedor, jefe del servicio de neurología, al frente de un equipo a la vanguardia mundial en la descripción de los efectos devastadores de la cocaína en la vascularización del cerebro.

La imagen tejida en torno a la cocaína vende inocuidad, resistencia, simpatía y sueños de gente guapa. "Pero la realidad es que puede matar en una dosis; produce adicción antes que la heroína, y la consumen especialmente los marginados, que, a diferencia de la beautiful people, se la admínistran peor y no tienen quien les cuide cuando hay problemas", asegura Diez Tejedor. Al amparo de su aparente inocuidad, el consumo de cocaína creció significativamente en la década de los ochenta. En Estados Unidos, la cocaína es utilizada de forma regular por cinco millones de personas, y en Madrid, según un estudio de la Comunidad de 1988, 6.700 personas, entre los 14 y los 28 años, la consumían a diario, mientras 28.000 lo hacían al menos una vez por semana.

El equipo de La Paz inició sus investigaciones tras constatar la existencia de algunos casos de hemorragias o infartos cerebrales directamente relacionados con el consumo de cocaína. "Se trata de una patología nueva que estarños incorporando, hasta el punto de que ya se incluye en las encuestas como un factor de riesgo de problemas cerebrovasculares en individuos jóvenes", indica el neurólogo.

Psicosis y confusión

Con mayor frecuencia que estas graves patologías, el servicio ha atendido a Personas entre los 20 y los 45 años con cuadros de agitación, psicosis y confusión, también atribuidos al consumo de cocaína. "En principio, los enfermos lo niegan, por tratarse de sustancias prohibidas, pero es fácil detectarlo en muestras de orina, ya que la cocaína se está eliminando durante 36 horas". "Intrínsecamente, la cocaína es más agresiva que la heroína", insiste el neurólogo, a punto de iniciar, en colaboración con la Universidad Complutense, un estudio de los cambios estructurales del cerebro por el uso de esta droga. Como Diez Tejedor pudo comprobar mediante experimentación animal, los efectos descritos no dependen del tiempo de administración. En otras palabras: "El 30% de los pacientes con hemorragias cerebrales por consumo de cocaína la había tomado por primera vez", afirma.

Es difícil para este especialista definir exactamente la dosis que puede provocar estos efectos en una sola toma. "Los consumidores se refieren a las dosis en términos ambiguos. Hablan de rayas, papeles... Pero suponemos que se trata de cantidades importantes, que, además, se mezclan con alcohol en el transcurso de una noche". En su experimentación con ratas, la do,sis límite para provocar estos efectos era de 20 miligramos por kilogramo de peso, "pero hay que tener en cuenta que los animales en condiciones de laboratorio soportan mejor que los humanos", aclara.

Durante dos años, el equipo médico estuvo experimentando los efectos de la cocaína en ratas y conejos, administrándoles dosis crecientes de droga con distintos tiempos de aplicación y comprobando sus efectos en el sistema nervioso central mediante arteriografía. Así se confirmó el potente efecto vasoconstrictor de la cocaína, que, con dosis consecutivas, provoca inflamación arterial mantenida. A partir de cierta dosis y sin relación con la antigüedad en el consumo se registraban hemorragias e infartos. Los trabajos de Diez Tejedor, similares a los efectuados por un equipo norteamericano, han sido hechos públicos en congresos internacionales y publicaciones científicas.

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