Los reactores tipo Chernóbill se pararán en 1995, según el ministro ruso de Medio Ambiente
Los reactores rusos del tipo de Chernóbil empezarán a cerrarse en 1995, ha declarado el ministro de Medio Ambiente de Rusia, Vilítor Danilov-Damilian. El ritmo de cierre y la forma de sustituir la energía que producen actualmente todavía no está decidido, señaló Danilov-Damilian en un coloquio sobre el medio ambiente en el este de Europa que reunió en Estrasburgo a representantes de la CE y de la mayor parte de los países antes situados tras el telón de acero. Los reactores situados en Ucrania cerrarán en 1993.
El ministro de Medio Ambiente de Rusia fue el menos catastrofista de los que intervinieron en el foro, celebrado el pasado lunes y organizado por la red World Media, que reúne a 16 de los principales diarios europeos, entre ellos EL PAÍS. Para Danilov-Damilian, la situación del medio ambiente en su país es seria, pero su gran extensión hace que el impacto de la contaminación sea menor que en cualquier otro país más pequeño. "Estamos en realidad en una situación posindustrial, en la que lo que tenemos que conseguir es hacer más eficaces los procesos industriales", señaló. Citó como ejemplo los yacimientos de petróleo, en los que la materia prima se despilfarra contaminando el terreno. Danilov-Damilian llegó incluso a decir que la contaminacion que su país recibe de otros, incluidos los europeos, es mayor que la que exporta. El ministro se mostró partidario de no sustituir los reactores tipo RMBK que se cierren a partir de 1995 por otros del tipo de los instalados en Europa, ya que Rusia, en su opinión, puede sustituir la energía de origen nuclear, actualmente el 11% del total, por la producida por otras fuentes. Carlo Ripa di Meana, comisario europeo de Medio Ambiente, se mostró partidario de dedicar una gran atención y todos los medios necesarios al ciert de los reactores tipo Chernóbil en los países del Este. Ripa di Meana insistió en que la CE se ve perjudicada por la contaminación del Báltico y del mar Negro y por la lluvia ácida.
El representante ucranio, Valer¡ Koukhar, presidente de la Academia de Ciencias, señaló que los tres reactores restantes de Chernóbil, ahora parados para revision, no se pondrán probablemente nunca más en marcha, en una decisión que debe ratificarse en 1993.
Koukhar señaló que en las próximas semanas una reunión de expertos tratará de decidir qué hacer con el reactor dañado de Chernóbil, ahora mal cubierto por un sarcófago de hormigón. El Gobierno está también buscando solución para el problema del agua del Dnieper, que puede estar contaminada y que beben 32 millones de habitantes. La potabilidad del agua es también el mayor problema al que se enfrenta Rusia.
Todos los representantes de los países del Este coincidieron en la necesidad de ayuda para conseguir limpiar su medio ambiente. Maurice Strong, el comisario de la Cumbre de la Tierra, que Naciones Unidas ha convocado para el próximo mes de junio en Río de Janeiro, se mostró partidario de convocar posteriormente una minicumbre para tratar específicamente los problemas medioambientales de Europa del Este. Strong reconoció que se encuentra preocupado porque estos países no han participado como debían en la preparación de la cumbre de Río, debido a los terremotos políticos por los que han atravesado. "Tienen la oportunidad única de integrar el medio ambiente desde el principio en la reconstrucción de sus economías, y el Oeste no puede dedicarse ahora a construir nuevos telones de acero".
Otro representante ruso, Alexéi Yablokov, consejero del presidente Yeltsin para el medio ambiente, afirmó que cada mes se conocen nuevos desastres medioambientales, especialmente en las regiones muy industriafizadas, y señaló que la solución reside en reducir drásticamente la industria militar. "En el último año hemos promulgado leyes sobre reservas naturales y sobre la salvaguarda de la salud, y las estamos haciendo cumplir", añadió.
Yablokov fue un ejemplo de la desconfianza con que los países del Este acogen la supuesta ayuda desinteresada occidental: "Las empresas quieren robarnos nuestros recursos naturales", afirmó. "Saldremos adelante por nosotros mismos, pero necesitamos ayuda".
En Checoslovaquia, un gran problema es la disputa fronteriza con Hungría por el proyecto, ya en marcha, de canalizar el Danubio en el lado checo, y hacer una gran presa. "Todas las soluciones son malas", afirmó Josef Vavrousek, ministro de Medio Ambiente checo, un antiguo ecologista que ha heredado el problema del anterior régimen comunista. Sin embargo, Vavrousek se mostró dispuesto a acatar una decisión basada en criterios técnicos, pero señaló que las marismas de la zona ya están muy deterioradas por la falta de agua debido a presas existentes río arriba.
El italiano Umberto Colombo replicó a Ripa Di Meana en cierta forma al recordar que el rico Norte sigue siendo el mayor contaminador del mundo y que el problema de los países del Este es la falta de eficiencia en el ciclo de la energía. Klaus Töpfer, el ministro alemán de Medio Ambiente, fue el más realista: "Nuestra experiencia es que la mejor forma de cambiar el comportamiento humano es subir los precios".
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