Niño de la Taurina deja de banderillear
Carlos Collado Niño de la Taurina, que hoy tiene el primero de jus dos compromisos en la feria, ha tomado la decisión de no banderillear sus toros, "salvo en las contadísimas ocasiones en que sean sensacionales para este tercio", como asegura. Dos de los toros de Peñajara que se iban a lidiar fueron rechazados ayer en el reconocimiento veterinario. Esta mañana traerán otros dos de la misma divisa. El toledano, de 22 años, sabe que su decisión es un paso dificil, porque los públicos le seguirán pidiendo que banderillee: "Pero tienen que olvidarse de mí con los palos". Y añade que su postura, además de enfrentarle en principio a los espectadores, le puede cerrar los carteles de matadores-banderilleros: "Es un riesgo asumido, aunque en ese tipo de carteles, que están desapareciendo, nunca cuidaron mucho los toros, lo que te perjudicaba, porque era imposible lucirse en los otros tercios y casi se te olvidaba torear".
Ahora quiere centrarse en capote y muleta, con los que afirma llegó a máxima figura en sus tiempos novilleriles, aunque también le ayudaron las banderillas: "Entonces era un atractivo más para la afición, pero se han olvidado un poco de que yo dominaba y tenía un amplio repertorio con capote y muleta, que son, junto a la espada, con los que se cortan las orejas".
Agrega que cree haber alcanzado la madurez necesaria para triunfar de una vez como matador de toros en Las Ventas, donde reconoce que ha perdido cartel en los dos últimos anos por no haber triunfado como de novillero. "Con los no fáciles pero sí encastados toros de Peñajara, pienso iniciar una nueva época en mi carrera. Ojalá sea sin banderillas, pero con un éxito de puerta grande", concluye. Esta tarde hace su cuarto paseíllo de la temporada.
A Curro Vázquez, 40 años, también le parece que los toros de Peñajara se caracterizan por su casta: "Por eso los he pedido, ya que se prestan a mi estilo artístico y he triunfado con ellos en varias ocasiones". Un estilo muy del gusto de Madrid, lo que le consta al torero, quien agrega: "Yo no tengo que cambiar nada, sólo ser capaz de rendir a mi altura ideal, pues hace tiempo que no corto orejas en esta plaza tan mía". La de esta tarde es su quinta corrida de 1992.
Pepín Jiménez, 30 años, está contento porque cree que después de varias temporadas le han ofrecido en Las Ventas lo que se merecía y necesitaba, dos corridas: "Con lo dificil que es para los toreros artistas que nos salga el toro que necesitamos", expresa, "siempre da moral saber que tienes dos oportunidades". El lorquino hace también hoy su quinto paseíllo de este año.
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