Los toros de las figuras no pasan por El Batán
La feria de San Isidro tiene una singular escaparate: la Venta del Batán. Es tradición que la empresa presente allí a los aficionados, que en Madrid son eminentemente toristas, las ganaderías que ha comprado. El público acude gustoso a la cita. Ve, analiza, comenta y anota. Así va a la corrida con la lección aprendida.
Ocurre a veces que lo que ve nada tiene que ver con lo que sale luego a la plaza. Corridas hubo que precisaron hasta 12 toros, como la de Atanasio Fernández, lidiada por Emilio Muñoz, Espartaco y Joselito. Hay ocasiones también en que la corrida entera no se somete a ese juicio popular previo. Los sepúlveda (Ortega, Ojeda y Lozano) no pasaron por El Batán. Ni están los de El Pilar que lidian mañana Niño de la Capea, Espartaco y Lozano. Ni tampoco estarán los de Daniel Ruiz para Niño de la Capea, Joselito y Ponce.
Tan señaladas ausencias son motivo de recelo para el aficionado, que teme que las corridas vengan con el trapío justo. Ya es casualidad que no se somentan a crítica ninguno de los toros que van a lidiar enla feria El Niño de la Capea y Fernando Lozano, que goza del privilegio de compartir cartel las dos tardes con prirrieros espadas del escalafón.
Los Aguirre, las estrellas
La corridas que, en cambio, nunca faltan en El Batán son las duras. La que se va a 'lidiar el próximo domingo, de Dolores Aguirre (José Antonio Campuzano, Cuéllar y elsustituto de Fundi) es la estrella de la Venta estos días. Son toros serios, grandes, que no gordos, y para alimentar aún más isu temible apariencia, quedancinco en los corrales. Uno de ellos fue corneado por sus compañeros a las tres y media de una madrugada. Serios también, por supuesto, se presentan los murteira (Ruiz Miguel, Morenito y Pepe Luis Martín). Y con una cornamenta muy ofensiva, aunque con el tamaño justito, los de Carlos Núñez (Jiménez, Cepeda y Ubrique). Los de Peñajara (Curro Vázquez, Jiménez y Niño de la Taurina), tampoco llaman la atención.
Ante la ausencia de los toros de El Pilar, sólo se exhibe una corrida para las figuras (Ortega, Rincón y Ubrique), la del Marqués de Domecq. Es elogiada por el tamaño de sus defensas, pero censurada porque se aprecian muchos kilos para tan discreto esqueleto.
Toros hay los justos, pero sobreros, en cambio, por todas partes. Hasta 13 repartidos en dos corrales. Y de todas clases: afeitados, novillos, toritos, defectuosos...
Babelia
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