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El que va a morir proclama su inocencia

"Mi ejecución prueba el error de la pena de muerte", dice el norteamericano Roger Coleman

Antonio Caño

Frío, coherente y preciso, Roger Coleman, que hoy se sentará en la silla eléctrica en Virginia por un delito de asesinato, accedió a aparecer ayer ante la televisión para lanzar un mensaje que ha conmocionado a este país: "Soy inocente, pero quiero que mi ejecución sirva para probar al pueblo de Estados Unidos el enorme error que es la pena de muerte". Después de 14 ejecuciones en lo que va de año, la opinión pública norteamericana parecía ya insensibilizada por la sistemática utilización de la máxima pena, pero el caso de Coleman ha concentrado la atención por las razonables dudas que existen sobre su culpabilidad.

El principal semanario político norteamericano, Time, llegó a preguntarse en la portada de la pasada semana: "¿Debe morir este hombre?". Desde que Coleman fue declarado culpable de la violación y muerte de su cuñada en 1981, nuevas pruebas han venido a poner en duda la justicia del veredicto.

En estos momentos, según los expertos judiciales de la cadena de televisión ABC, que entrevistó al condenado en la sala de visitas de la prisión, "existen tantos argumentos para defender la culpabilidad de Coleman como su inocencia".

Los abogados de Coleman apelaron a todas las instancias posibles para que su caso fuese revisado, pero todo resultó inútil. El lunes, el supremo tribunal de apelaciones dio el último visto bueno a la ejecución, y, ese mismo día, el gobernador de Virginia, el demócrata negro Douglas Wilder, se negó a conmutar la pena.

Las organizaciones en contra de la pena de muerte se han movilizado como nunca en este caso, y se quejan de que el gobemador, el único negro en ese cargo en EE UU, envíe a Coleman a la silla sin la certeza plena sobre su culpabilidad. "Se supone que lo que hay que demostrar es la culpabilidad del acusado, no su inocencia", comentó uno de los abogados.

El último deseo de Coleman ha sido que, aunque él muera, su caso sea revisado en algún momento con objeto de que se pueda probar su inocencia y dejar así en evidencia al sistema judicial norteamericano.

Roger Coleman, blanco, de 33 años de edad, ha sido descrito por su novia actual como un hombre extraordinariamente tierno y cariñoso, incapaz de matar a una mosca. La víctima de un intento de violación cometido por Coleman ha dicho, sin embargo, que el acusado es un criminal inteligente y despiadado. Los fiscales consiguieron convencer en su día al jurado de que ese hombre violó y torturó metódicamente a Wanda McCoy, la hermana de la que era entonces su esposa.

La coalición nacional para la Abolición de la Pena de Muerte ha organizado actos de protesta en todo el país, así como una ceremonia religiosa en Jarratt, la población virginiana donde deberá ser ejecutado.

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