Lozano: "Son mejor las broncas que el silencio"
Fernando Lozano no era presa del desánimo tras su actuación de ayer y, al término del festejo, se mostraba relajado y tanquilo, pese a los pitos que recibió: "Yo prefiero las broncas al silencio, son mejor, pues, como me dijo una vez Ruiz Miguel, lo importante es no pasar desapercibido".Consideraba que estuvo por encima de los dos toros, cuyo juego vio así: "El primero fue el más deslucido y manso del encierro. Y le hice lo único que admitía, lidiarlo en profesional. El sexto era noble pero no transmitía, y además, como me advirtió Ojeda, terminaba el pase siempre con la cara alta". Añadía que si el público lo entendió de otra forma, no era su problema.
Lozano opinaba que su apellido le sigue pesando, sobre todo en Las Ventas donde su padre y tíos son los empresarios y se le exige más que a nadie: "La prueba es que los espectadores están esperando que el resto de mis compañeros hagan algo para ayudarles y volcarse con ellos, mientras que conmigo esperan a que cometa el más mínimo error para abroncarme".
Por el contrario, Paco Ojeda encontró al público muy cariñoso con él a lo largo de toda la tarde: "Hoy se ha unido mi tradicional ilusión por triunfar aquí con la del público, cuyo apoyo notaba en mi faena al quinto, y con un toro de mucha calidad. Todo fue perfecto hasta que equivoqué los terrenos para matarlo y perdí la oreja que creo tenía prácticamente cortada".
El sanluqueño también echaba mano de la Ilusión para justificar las protestas que se escucharon con respecto al trapío de los toros: "Los aficionados quieren faenas y se desesperan si observan que los toros no lo permiten. Pero no estaban tan flojos, porque se han movido mucho y han derribado a los caballos". Por último comentaba que en su brindis al Rey se limitó a decirle que iba por Él: "En esos momentos paso tanto miedo que no hago discursitos".
También Ortega Cano notó al público a su favor: "Es una corriente de simpatía mútua que te llega en el ruedo y te motiva más". El cartagenero coincidía con Ojeda en la valoración de los toros y redondeaba diciendo que su satisfacción por la oreja era mayor por haberse impuesto a las tibias protestas que escuchó por el trapío de su primer toro. "Por eso decidí aumentar mis méritos de la faena matándolo recibiendo. Después en la vuelta ya no oí ni un comentario adverso".
Para Ortega Cano la presencia del Rey, al que considera como partidario suyo, en una barrera, es importantísima de cara a la defensa de la fiesta: "Y le expresé mi agradecimiento en el brindis". Concluía con un pronóstico: "Con la moral que he cogido, en mi próxima tarde, por la puerta grande".
Babelia
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