Gorbachov alerta en Washington sobre la rivalidad entre las repúblicas de la CEI
Por muy importante que parezca, el discurso pronunciado por el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov ayer ante el Congreso norteamericano es lo que menos interés ha despertado de una gira en la que el promotor de la perestroika ha mostrado más interés en recaudar fondos para su fundación particular que inversiones para la Unión Soviética.El discurso ante el Congreso, que tuvo como marco el solemne salón de las Estatuas del Capitolio, sirvió para que Gorbachov advirtiese que la rivalidad entre las nuevas repúblicas pone en peligro los acuerdos nucleares y el propio desarrollo de la Comunidad de Estados Independientes.
Pero ese mensaje, con todo su dramatismo, sonó un tanto vacío en boca de un personaje que venía de recorrer Estados Unidos de la mano de Ronald Reagan, entre fiestas, cervezas, cenas de alta sociedad y visitas a los principales mercados de valores.
Un día antes de su discurso aquí, Gorbachov se había asomado a la barandilla de visitantes de Wall Street, con Reagan al lado, para recibir el aplauso de los agitados corredores de Bolsa. Ese mismo día, el ex presidente soviético había recolectado 100.000 dólares para la Fundación Gorbachov por un discurso en la universidad judía Yeshiva de Nueva York.
Pero esa cantidad es sólo una pequeña parte de los tres millones de dólares que se supone que el famoso político sacará de su gira norteamericana. Gorbachov ha vendido su imagen en ambientes variados, desde una cena de 10. 000 dólares por cubierto en San Francisco hasta unas cañas en el célebre Hard Rock Café de Chicago. Ha compartido mantel con los presidentes de la PepsiCola y de la MacArthur Foundation, dejando muy atrás a aquel dirigente que hace apenas un año confesaba todavía su fe en el socialismo.
Los escrúpulos de Bush
El viaje de Gorbachov llegó a parecer tan privado y frívolo que el presidente George Bush sufrió ciertos escrúpulos de posar a su lado. "Al fin y al cabo, Bush es presidente de Estados Unidos, y Gorbachov, sólo un ciudadano corriente", explicó el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, cuando se le preguntó por este asunto. Finalmente, Bush, que no quería tampoco hacer ningún gesto que pudiera molestar al presidente ruso, Borís Yeltsin, accedió a un foro y a compartir una cena privada, anoche.Washington fue, en todo caso, la etapa más política de la gira del ex presidente soviético. En su reunión con los congresistas animó a Estados Unidos a incrementar la ayuda económica a Rusia, y a los dirigentes de su propio país les pidió un esfuerzo para no quedar al margen de las "rnodernas democracias europeas".
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