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Detención de 26 presuntos narcotraficantes gallegos en una segunda fase de la Operación Santino

Carlos Bueren, titular del Juzgado número 1 de la Audiencia Nacional, desplegó en la madrugada de ayer en 16 localidades de La Coruña y Pontevedra una segunda fase de la espectacular operación antidroga Santino que él mismo había iniciado el pasado 28 de abril. Este nuevo operativo se saldó con 26 detenidos -incluidos destacados industriales locales-; la requisa de un barco en el puerto coruñés -Brydon Eider- presto para zarpar y cargar 1.000 kilos de cocaína; decenas de millones de pesetas y abundante documentación sobre empresas y barcos de la trama, parte de la cual fue obtenida en el consulado coruñés de Panamá; dos pistolas de 6,35 milímetros y una veintena de equipos de radiotransmisión.

Con este nuevo golpe, suman ya 56 los detenidos en esta redada. En el dispositivo intervinieron 120 agentes, en su mayoría de las plantillas de Vigo y La Coruña. En la madrugada de ayer, el juez Bueren desplegó sobre 16 localidades de Pontevedra y La Coruña una segunda fase de la Operación Santino -el mayor golpe a las tramas gallegas del narcotráfico desde la Operación Nécora, de junio de 1990-, que ya el 28 de abril pasado se saldó con 29 detenciones.

El magistrado, a última hora de la tarde del lunes, se desplazó a La Coruña, en cuya Jefatura Superior de Policía estableció su cuartel general. Allí, reunido con los responsables policiales y de la fiscalía, retocó los últimos detalles. Las fluídas declaraciones de los detenidos en la anterior fase han resultado vitales.

Entre los ahora detenidos se encuentran Juan Carlos Caeiro Martínez, propietario, con José María Martínez Vidal, de la empresa Pescarosa situada en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), y en la que se requisó abundante documentación. Caeiro, supuestamente, trabajó con anterioridad con el presunto capo ya detenido Laureano Otibiña. Martínez Vidal guardaba en su lujoso chalé una de las pistolas intervenidas.

También forman parte de la red el industrial del transporte Jesús María Carro, de Cambados (Pontevedra); Ventura García Torrado, testigo de una muerte y relacionado con diversos alijos de droga y tabaco; y Ramón Antonio Cores Caldelas, ex socio del presunto capo José Paz Carballo, ya detenido en la Operación Nécora. Destaca también el papel de Ramón Bugallo Martínez, primo del también detenido José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco.

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Fuentes de la investigación relacionan a los ahora detenidos en Vigo, Fernando Moure Álvarez y su esposa Pilar Herranz Grela, con el alijo de 2.000 kilos de hachís interceptado en un remolque holandés en junio de 1991 cerca de Santiago de Compostela. En esa operación también intervinieron, presuntamente, los ahora capturados Ramiro Gómez Buceta y Fernando García Gesto.

Los responsables de la investigación imputan a Juan Carlos Caeiro y a Juan María Martínez Vidal, ambos de Vilagarcía de Arousa, el transporte hasta las costas de Muxia (La Coruña), en abril de 1991, de 2.500 kilos de hachís a bordo del buque Lady Vanessa. En relación con el alijo de 900 kilos de cocaína transportado por el Lady Rachel en noviembre de 1991 hasta las proximidades de las islas de Ons (Pontevedra), Bueren ha detenido ahora a Ricardo Mariño Castro (Riveira, en La Coruña), Manuel Riveiro Abal (Rivadumia, en Pontevedra), Carlos Creo Fernández (Lousane, en La Coruña) y Jesús Antonio Riveiro, en cuyo lujoso chalé de Riveira se halló la segunda pistola requisada.

Venta de extintores

Bueren, además de ordenar el registro de la industria Pescarosa, hizo otro tanto con la firma Dicar, también situada en Vilagarcía y propiedad de Caeiro, y cuyo fin aparente era la venta de extintores. Por orden judicial ha sido requisado el barco de bandera británica, Brydon Eider, fondeado en el puerto coruñés y que se hallaba listo para zarpar con el fin de recibir una carga de unos 1.000 kilos de cocaína. Este barco, al igual que el Oakleigh interceptado semanas atrás en alta mar, es propiedad de Fernando Vidal Pan, detenido en la anterior redada. Precisamente, las autoridades de Estados Unidos han entregado un vídeo a Bueren en el que se recoge el momento en que los tripulantes del Oakleigh instantes antes de ser abordados por un buque de guerra norteamericano vierten al mar cerca de los 1.000 kilos de cocaína que transportaban.

La policía dispone también de ordenadores y disketes que ofrecen detalles sobre operaciones de tráfico de hachís y cocaína, que esta red introducía por toneladas en la Península.

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