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La cumbre sobre un nuevo orden en Asia central frustra a las repúblicas ex soviéticas

La cumbre de cuatro repúblicas centroasiáticas de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) más Irán, Pakistán y Turquía terminó ayer en Ashjabad, capital de Turkmenistán, después de dos días de labores con la firma de una declaración política y de un documento de intenciones en el ámbito económico. Éste supone un fracaso para las repúblicas musulmanas de la CEI, que tenían la esperanza de impulsar con acuerdos concretos la integración económica regional.

Esta conferencia, por la que turcos e iraníes mostraban un interés especial, contó con la participación de Kazajstán, Kirguizistán y Uzbekistán, además de los países ya mencionados. Los dirigentes de Afganistán, Azerbaiyán y Tayikistán no pudieron asistir debido a la delicada situación interna existente en sus respectivos Estados.La competencia entre Turquía e Irán por ganar influencia en las repúblicas de musulmanes de la CEI fue reconocida en Ashjabad por Alí Akbar Hachemí Rafsanyani, el presidente irani. Esta competencia fue, aparentemente, la culpable de que no se consiguiera adoptar un acuerdo de integración regional.

"Como país, deseamos extender nuestra cooperación a toda nación que nos es de interés. En todo el mundo hay competencia, pero pensamos que debe ser honesta y sana", dijo Rafsanyani al respecto. Rafsanyani criticó los análisis aparecidos en la prensa occidental en los que se afirma que Irán está perdiendo la batalla contra Turquía por la influencia económica en los nuevos países islámicos de la ex URSS. "Es mentira", aseguró.

El primer ministro turco, Suleyman Demirel -que recientemente realizó una gira por las repúblicas centroasiáticas de la CEI más Azerbaiyán, durante la cual prometió créditos por un total de 1.200 millones de dólares-, manifestó en Ashjabad que su país siente que tiene el "deber moral" de ayudar a los musulmanes de la extinta URSS.

La causa del islam

El que esta cumbre se haya concentrado en cuestiones políticas y no haya logrado importantes acuerdos económicos, además de deberse a la rivalidad turco-irani, obedece a un claro deseo de abogar por las causas de los musulmanes en los países de la región. Ejemplo de ello es el texto sobre Nagorni Karabaj, de definido carácter proazerí, pues exige la retirada armenia de Shushá.En el documento económico firmado se habla, sin embargo, de algunos proyectos concretos, como la necesidad de construir un ferrocarril transasiático y una carretera que una Almá Atá, Bishkek, Tashkent, Ashjabad, Islamabad, Teherán y Estambul, así como también de tender un gasoducto que lleve el gas de Turkmenistán a Irán, Turquía y Europa.

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