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Un líder en reserva involuntaria

España es el país del mundo con más reservas de divisas para su volumen de importaciones

Si el liderazgo económico se midiera en reservas de divisas, España estaría a la cabeza de la economía mundial. Los 70.123 millones de dólares (más de siete billones de pesetas) de reservas acumuladas hasta el 30 de abril colocan la economía española al mismo nivel que la estadounidense, y sólo por detrás de Japón y Taiwan. Tal muestra de primacía es aún más espectacular si las reservas se comparan con las importaciones del país, es decir, con sus necesidades de fondos para pagar las compras exteriores. Aquí, España ocupa un imbatible primer puesto.

El problema es que el liderazgo económico va por otros derroteros, y mantener un récord de reservas como el español tiene, al menos, tantos detractores como defensores. El hecho de que las reservas acumuladas en España puedan financiar el volumen de importaciones de casi un año cuando en Bélgica sólo mantienen el equivalente a un mes es para unos "un colchón" y para otros, "un coste de oportunidad". Para unos, "el resultado de la actuación de los agentes del mercado", y para otros, "un síntoma de los desequilibrios sin corregir de la economía española".Unos y otros ofrecen sus razones. El portavoz del Banco de España, mientras, llega a una conclusión lacónica: "Las reservas están al nivel en el que están", evidentemente. Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de la Empresa, es un claro detractor de que se acumulen tantas divisas. "Más de 70.000 millones de dólares, ¡qué locura!, ¿no?", exclama. En su opinión, "no hay razones para sentirse satisfechos porque ya no existe una correlación clara entre salud económica y reservas, y además, tal acumulación puede ser un indicador del excesivo protagonismo de la política monetaría".

Tipos de interés

Carmen Alcaide, directora de coyuntura y macroeconomía del servicio de estudios del Banco Bilbao Vizcaya, tiene un opinión menos negativa de las reservas. "No se puede tener la visión antigua de que las reservas aumentan por decisión del Banco de España", comenta. A su juicio, el fuerte aumento de los últimos años -se han duplicado desde 1987- es el resultado de las entradas de capital, y estas últimas, de la confianza de la inversión extranjera en la economía española.Los detractores dicen que esa confianza se llama altos tipos de interés, y que la solución sería bajarlos. Carmen Alcaide replica que "el actual nivel de inflación no permita grandes alegrías, por lo que el margen de actuación del Banco de España es muy pequeño".

El liderazgo de reservas queda sólo en "un mal menor" para Juan Pérez Campanero, uno de los técnicos del instituto de análisis económico FEDEA. En su opinión, el principal problema de mantener tantas reservas es que tienen "un elevado coste de oportunidad". Este coste es la diferencia entre la rentabilidad a la que el Banco de España coloca las reservas y la que se paga en España.

El banco emisor no dice cuál es la rentabilidad de las reservas, pero como esas divisas deben colocarse en activos de total seguridad en los mercados internacionales, FEDEA estima tal rentabilidad entre el 6% y el 8%, es decir, muy por debajo de los intereses que se pagan en España.

Ignacio Ezquiaga, subdirector de Analistas Financieros Internacionales, añade otro factor a ese "coste de oportunidad". En su opinión, las reservas son la parte más importante del activo del Banco de España, y tienen como contrapartida los certificados de depósito que recibieron los bancos a cambio del recorte del coeficiente de caja. Por este motivo, añade, "haría falta una reducción de las reservas antes de acometer una nueva rebaja del coeficiente de caja o una amortización acelerada de los certificados". Para Ezquiaga, pues, el principal coste de las reservas es que son una rémora para la rebaja de coeficientes, y estos últimos, además, un factor que reduce la competitividad de los bancos españoles.

El director general de Previsión y Coyuntura del Ministerio de Economía y Hacienda, Ángel Laborda, intenta restar dramatismo a estas críticas. "No debemos olvidar que el problema histórico de la economía española era la falta de reservas. Durante muchos años, tener un déficit exterior era gravísimo, porque no se podía financiar", comenta.

En opinión de Ángel Laborda: "las reservas son el producto de la apertura de la economía española durante los últimos años, de la confianza que ésta ha logrado fuera y de una política monetaria que tenía que luchar contra la inflación y que no podía dejar que la peseta se apreciara más allá,de los límites impuestos por el Sistema Monetario Europeo".

El resultado son los 70.123 millones de dólares de reservas acumulados a finales de abril, que,. a juicio de Laborda, "tienen más ventajas que inconvenientes", porque "evitan problemas de liquidez" si la economía española pierde su actual atractivo.

Defensores y detractores reconocen que algo así podría ocurrir en cualquier momento. Para entonces, lo deseable sería una reducción lenta y controlada de las reservas, pero lo deseable rara vez coincide con lo probable.

Cuando se frenen las entradas de divisas -improbable a corto plazo, según Carmen Alcaide, por la Expo, las Olimpiadas y el impacto de la liberalizacion de capitales-, la peseta se depreciará, y las reservas disminuirán en la medida en la que el Banco de España intente frenar esa depreciación. Si esto ocurre, la preocupación ya no será el excesivo nivel de reservas, sino la debilidad económica que provoca su caída.

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