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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

"Conducta razonable"

UN JURADO de Los Ángeles decidió anteayer exculpar a cuatro policías blancos de las acusaciones de brutalidad por la paliza que habían propinado hace un año a un ciudadano negro, Rodney King, después de que éste se saltara un semáforo y tras comprobar, lamentablemente para él, que tenía antecedentes penales. El veredicto de inocencia ha desencadenado en la ciudad californiana una ola de desórdenes que ha costado, de momento, 16 muertos y unos 400 heridos. No es sorprendente: recuerda la indignación que producía hace no más de un cuarto de siglo la usual absolución en los Estados del Sur de cualquier blanco sospechoso de asesinar a un ciudadano negro cuando era juzgado por un jurado compuesto íntegramente por blancos. Una vergüenza.La sustancia del veredicto consiste en afirmar que no hubo utilización de 'fuerza excesiva" en el apaleamiento de King. El mundo entero ha podido contemplar en un vídeo filmado por un testigo accidental que ocurrió precisamente lo contrario. Después del fallo, uno de los fiscales ha afirmado que la única interpretación posible es ya que lo visto por todos en el vídeo constituye una "conducta razonable" por oficiales de la policía. Y lo que resulta más grave es que este exabrupto es justo la línea adoptada por la defensa para explicar el brutal tratamiento propinado por cuatro policías a un ciudadano indefenso y caído en el suelo. En resumen: "éste es un mundo cruel... en el que la policía tiene que defender a la sociedad de gentuza como King".

El jurado determinó que los policías eran inocentes de los cargos de asalto con arma mortífera, uso excesivo de la fuerza, falsedad en la redacción del informe sobre el incidente y complicidad en los respectivos delitos. Además fue incapaz de ponerse de acuerdo sobre la responsabilidad de uno de los policías, Laurence Powell, que es quien aparece en la cinta de vídeo apaleando repetidamente a King.

Se trata de uno de los casos más escandalosos (le divorcio entre la opinión pública y los órganos de la justicia: cuando fue conocido el apaleamiento, un hecho que condujo a la suspensión de tres de los reos y a la baja definitiva del cuarto, el presidente Bush declaró que se "había sentido enfermo" al ver la grabación. Su sentimiento fue compartido por la inmensa mayoría de sus conciudadanos. Y resultaba, por ello, lógico esperar que la simple exhibición en la sala del juicio del vídeo sería suficiente para que los reos resultaran severamente castigados. No fue así. Consuela pensar que el fiscal general de Estados Unidos ha ordenado el estudio de las circunstancias para buscar una justificación que permita incoar contra los cuatro policías un nuevo juicio a nivel federal en la línea Sugerida ayer por un escandalizado presidente Bush. También es bueno que el departamento de policía de Los Ángeles se dispone a celebrar una vista disciplinaria contra los cuatro policías absueltos.

Un segundo e igualmente grave considerando es que la cinta de vídeo y el juicio, con los chocantes argumentos utilizados en él por la defensa (entre otros, la criminalización de la víctima), han puesto de relieve la terrible distancia que separa a la ciudadanía norteamericana de los cuerpos de policía que se supone deben protegerla. Unas fuerzas del orden en las que priman las tendencias racistas de muchos de sus miembros, su mentalidad gremial y, en el caso de Los Ángeles, la presencia a su frente de un jefe de policía, Daryl F. Gates, insensible y violento. Afortunadamente, la presión de la opinión pública le ha obligado a dimitir, y para sustituirle ya ha sido nombrado un ciudadano negro, el comisionado de Filadelfia, Willie Williams.

Afortunadamente también para la salud pública y moral del pueblo estadounidense, la inmensa mayoría de las autoridades locales y nacionales se ha disociado expresamente del veredicto. El mejor resumen (le la general indignación es la declaración del alcalde de Los Ángeles: "El veredicto del jurado no conseguirá hacernos olvidar lo que todos vimos en la cinta; los hombres que apalearon a Rodney King no merecen llevar el uniforme de la policía".

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