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DESAPARECE EL PINTOR DEL HORROR

Lágrimas en los 'Pubs' de Londres

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Francis Bacon se le lloró ayer no sólo en las grandes galerías y salones de arte, sino también en los pubs del Soho y clubes que frecuentó durante más de 40 años. Bacon, en su juventud un aventurero homosexual que en cierta ocasión resumió su vida en "ir de bar en bar bebiendo y ese tipo de cosas", alternaba entre los clubes de dudosa reputación del ahora bien conocido Soho y las mesas de juego de Montecarlo. El artista mantuvo siempre su anonimato en Londres y estaba encantado de ir solo a los pubs del Soho. Ya multimillonario, con afición por el champaña y las ostras, frecuentaba tanto el lujoso restaurante Wheeler's como un bar del Soho, el Colony Room, donde solía ocupar un asiento de una de sus esquinas. El año pasado presionó ante el Westminster City Council cuando el edificio del bar fue amenazado de demolición.El bar preferido

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Cuando fue al Colony por vez primera, a finales de los años cuarenta, la entonces propietaria, Muriel Belcher, le pagaba 10 libras a la semana por llevarle "buenos gastadores".

Ian Board, un viejo amigo, que ahora lleva el Colony Room y habló con Bacon por última vez la semana pasada, dijo ayer: "Francis era generoso, maravilloso, listo y malintencionado. Echaré de menos su lengua viperina. Le adoraba aunque me llamara 'zorra ladrona y conspiradora'. No estaba orgulloso de hablar de arte después de los primeros tiempos. Tiempo atrás se hubiera aventurado con Lucien Freud, pero se pelearon porque Lucien se hizo vulgar y aceptó un título dado por la reina. Francis rechazó dos. Decía que quería dejar este mundo como llegó".

Sin embargo, las alabanzas se centran principalmente en el lugar supremo que Bacon ocupaba en la historia del arte moderno. David Mellor, secretario de Estado del Patrimonio Nacional, ha dicho: "Gran Bretaña ha sido uno de los grandes centros del arte moderno con un grupo de artistas de tremendo éxito. La mayoría de la gente aceptaría a Bacon o como el líder de ese grupo o desde luego como una de las dos o tres figuras más prestigiosas".

Bacon tuvo sus críticos en el Reino Unido, incluyendo a la anterior primera ministra, Margaret Thatcher. Una vez le describió como "el hombre que pinta esos espantosos cuadros". Peter Fuller escribió cuando era director de la revista Modern Painters sobre el "abandono espiritual" de Bacon y afirmaba que sus cuadros debían más "a la violencia y perversión de su imaginación que a cualquier apego a los hechos, mucho menos a la verdad". Pero éstas eran voces poco frecuentes. La descripción de, Bacon hecha por el ex director de la Tate Gallery de Londres sir Alan Bowness como "establecedor del modelo de nuestra época" fue la que tuvo más eco el martes.

Registrado EL PAÍS / The Independent. Traducción de Juan Carlos Blanco.

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