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La OEA negociará en Lima con dos Gobiernos

Gustavo Gorriti

La delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) que llegó ayer a Lima al frente de su secretario general, Joao Baena, y del canciller uruguayo, Héctor Bross, tiene por delante una tarea que bien podría calificarse de misión imposible. Su mandato es lograr el restablecimiento de la democracia en Perú, pero no lo tendrá nada fácil en una semana decisiva para definir la suerte del golpe de Estado -el fujigolpe- del pasado 5 de abril. La OEA deberá dialogar con Gobiernos paralelos. De un lado, con el Gobierno de Fujimori. Del otro lado, con el de la representación parlamentaria nacional, que tomará juramento hoy al vicepresidente Máximo San Román, de 46 años, como presidente constitucional de Perú.

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Un 'cholo' humilde y sufrido

La misión de la OEA tratará de tender puentes de diálogo entre las partes en pugna. Pero esa labor de ingeniería diplomática va a ser dificultada por la dinámica misma del enfrentamiento entre Fujimori y la oposición constitucional. Los partidos políticos, duramente enfrentados entre sí hasta la víspera misma del golpe, han actuado unitariamente hasta ahora en su labor de oposición al Gobierno de Fujimori.

Los portavoces de los partidos políticos representados en el Parlamento estuvieron reunidos el domingo y el lunes para definir su posición frente a la OEA. Esta posición fue expresada ayer en forma sucinta por el veterano senador aprista Lluis Alberto Sánchez, de 89 años, en una entrevista en la televisión local. "La única salida es la salida de Fujimori", dijo. Éste es hoy por hoy el criterio en el Congreso nacional.

El enfrentamiento adquirirá un carácter más definido hoy, cuando el Congreso se reúna para tomar juramento para investir a Máximo San Román como presidente constitucional de la nación. La ceremonia no podrá realizarse en el edificio del Congreso, ocupado por tropas del Ejército, y es probable que se lleve a cabo en el local del Colegio de Abogados de Lima, donde ha habido reuniones parlamentarias después del golpe.

San Román, por un lado, ha estado sumamente activo desde su llegada a Lima en la noche del sábado 18. Durante el domingo 19, el político cuzqueño se prodigó en declaraciones públicas que tuvieron un denominador común: la pugnacidad frente al régimen de Fujimori y el llamado a la unidad de los demás sectores, incluyendo explícitamente a las Fuerzas Armadas, que hoy sostienen al régimen.

Los ataques de San Román al régimen de Fujimori se han concentrado en negarle toda legitimidad. Así, el primer vicepresidente no sólo ha acusado a Fujimori de atropellar la Constitución mediante el golpe, sino también de haberlo hecho por motivos subalternos. San Román afirmó haber instado varias veces a Fujimori a dialogar con el Parlamento, recibiendo negativas cortantes en cada caso.

San Román también informó haber advertido desde el comienzo del régimen a Fujimori sobre el peligro que representaba la presencia del capitán retirado VIadimiro Montesinos como asesor de alto nivel en el entorno presidencial. Recibió una fría respuesta de Fujimori, quien le habría dicho que la relación con Montesinos era un asunto que sólo le competía a él.

En su edición del sábado 18, el diario Miami Herald publicó en primera página un reportaje firmado por Sam Dillon según el cual Montesinos habría tenido largas relaciones con los carteles de la droga, siendo a la vez una valiosa fuente de información para la CIA. Al reseñar la noticia, el semanario limeño la tituló lacónicamente "Norieguita".

Gran parte de la labor de San Román durante el pasado domingo consistió en arengar a las Fuerzas Armadas para que cumplan con su deber y respalden al Gobierno constitucional. Hasta ahora, las Fuerzas Armadas han sido el sostén principal del Gobierno de Fujimori. Mencionando una y otra vez a los héroes principales del Ejército, de la Marina y de la Aviación, el primer vicepresidente los exhortó a actuar a la altura de ese precedente.

Contactos con el Ejército

En declaraciones previas, San Román afirmó haber sido contactado por altos oficiales de las Fuerzas Armadas cuando se enr,ontraba aún en EE UU, y de haber sido alentado por ellos a luchar por el retorno de la autoridad democrática. Pero hasta el momento no se ha producido ninguna manifestación explícita de simpatía o acercamiento al vicepresidente por parte de los militares, y ninguna señal de respaldo a su intención de ingresar en el palacio de Gobierno "por la puerta grande" después de jurar como presidente constitucional. Alberto Fujimori, entretanto, pasó el fin de semana pescando en el departamento de Madre de Dios, en el sureste amazónico peruano. No hizo ninguna declaración al retomar a Lima el domingo.

El primer ministro, Óscar de la Puente, indicó que Fujimori dirigirá hoy un mensaje a la nación en el que fijará los plazos para el retorno al orden constitucional. Según De la Puente, ese plazo es de "un año o menos".

Aparte del mensaje, Fujimori deberá, posiblemente, enfrentarse a la primera crisis ministerial después del golpe con la posible renuncia del ministro de Economía y Finanzas.

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