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Nelson Mandela se separa de su esposa Winnie

Nelson Mandela, el líder del Congreso Nacional Africano (ANC), de 73 años, anunció ayer que se separa de su esposa, Winnie, de 57, tras casi 34 de matrimonio. "Las tensiones que han aparecido entre nosotros en los últimos meses debido a diversas cuestiones", dijo Mandela, "han hecho inevitable la ruptura". Winnie, cuyo carácter está más próximo a un volcán que al que se supone propio de una primera dama, está presuntamente implicada en dos asesinatos y en escándalos amorosos, circunstancias muy dañinas para su marido, que podría llegar a convertirse en el primer presidente negro de Suráfrica.

"Mi amor por ella no ha cedido un ápice", dijo ayer Mandela en el curso de una multitudinaria conferencia de prensa en la sede del ANC, en la que estuvo acompañado por la plana mayor del grupo, mientras leía el comunicado que daba cuenta de la separación. "Pero, en vista de las tensiones que han aparecido entre nosotros en los últimos meses debido a diversas cuestiones, hemos llegado a la conclusión de que la separación es lo mejor para cada uno de nosotros".Winnie -a la que su esposo se refirió continuamente por su primer nombre, Nomzamo- hace frente a un torrente cada vez más vigoroso de acusaciones de implicación en dos asesinatos y de amoríos extraconyugales, pero Mandela insistió en que la decisión de separarse no tenía nada que ver con las documentadas informaciones periodísticas sobre estas actividades.

"Fuera de control"

Nelson, Mandela dijo que nunca lamentará la vida que intentaron compartir durante la persecución de que fueron objeto por el régimen racista, pero "circustancias fuera de nuestro control han dictado que las cosas tengan que ser de otra manera. Me separo de mi mujer sin reproches. La abrazo con todo el amor que la he tenido dentro y fuera de la cárcel desde la primera vez que la vi".Además de los aspectos personales, Nelson Mandela ha visto cómo en las últimas jornadas se reavivaban las especulaciones sobre la implicación de su mujer en dos asesinatos en 1989, el del joven Stompie Seipei -por cuyo secuestro ya fue condenada a seis años, aunque la sentencia está recurrida- y el del médico Abú Baker Asvat.

Testigos que en el juicio celebrado el año pasado ofrecieron coartadas a Winnie, en especial su secretaria y su chófer, se han desdicho y confiesan haber declarado bajo presión.

Según algunas de las informaciones publicadas, Winnie, que en ocasiones bebe sin control, pensó incluso en asesinar a destacados miembros del ANC, como el propio secretario general del movimiento, Cyril Ramaphosa.

Las arbitrariedades y el gusto por la violencia de Winnie, que cuenta con un amplio seguimiento entre los elementos menos preparados de la juventud de Soweto, produce pánico entre los blancos.

Durante la campaña por el pasado referéndum hubo partidarios del no que basaban su postura en la necesidad de evitar que Winnie llegara a ser la primera dama de Suráfrica.

La violencia se adueñó durante el fin de semana pasado de varias ciudades dormitorio surafricanas. En tres incidentes separados en Alexandra, Tembisa y Natal, en que se enfrentaron seguidores de grupos negros rivales, murieron al menos 25 personas.

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