Dos horas con lan Anderson
En centro comercial La Ermita tuvo lugar la odisea. Una odisea en busca del mínimo espacio para posar los pies, por encontrar un poco de oxígeno. Una lucha física que permitiera disfrutar de lo mejor de la noche, el sonido de la sala.En tales condiciones sólo unos pocos vieron a lan Anderson dirigiendo como un juglar a su banda. Y si escucharles fue el placer de la noche, verles hubiera sido una heroicidad.
Jethro Tull recrearon con la agilidad de un niño y el dominio del tempo de un veterano los ambientes más eclécticos. Rock, folk, música celta y sinfónica, notas etéreas mezcladas armoniosamente con los acordes más rasgueantes de las guitarras.
Fue una lucha de poder entre instrumentos: la delicadeza de la flauta travesera de Anderson en enfrentamiento amistoso con sonidos duros. Inconfundible, lan Anderson por encima de todo, conjugó todos los ambientes e hizo una representación completa de todos los personajes de su obra de rock.
Jethro Tull
Ian Anderson (voz, flauta y guitarra), Andy Giddings (teclados), Martin Barre (guitarra), Dave Mattacks (batería) y Dave Pegg (bajo). Sala Aqualung Universal. 9 de abril. Lleno.
En su haber, Jethro Tull tiene un pasado inagotable de discos y creaciones. Por su banda han pasado infinidad de músicos que han dejado su pequeña huella, pero todo proviene de este juglar que ha mezclado, como pocos, el rock con los sonidos bucólicos de sus instrumentos de viento.
Dos horas de concierto, en una lucha contra los elementos físicos, convirtieron el acto en una mezcla entre placer e insatisfacción, que dejaron un extraño sabor de boca.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.