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La visita de Jiang Zemin a Japón acabó sin grandes resultados políticos o económicos

Juan Jesús Aznárez

Los pobres resultados de la visita a Japón del secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), Jiang Zemin, demuestran una vez más la fragilidad de los vínculos entre dos naciones que restablecieron vínculos diplomáticos hace 20 años y que se entienden desde la mutua desconfianza.Jiang Zemin, que ayer concluyó una estancia oficial de cinco días, no ha podido conseguir en sus encuentros con el presidente japonés, Kiichi Miyazawa, la promesa de un próximo viaje del emperador Akihito a China, ni reactivar la inversión nipona en su país. Miyazawa, sin embargo, prometió favorecer un mayor flujo de capitales en China si continúa la apertura económica.

Varios de sus más destacados interlocutores reprocharon al jefe comunista el desprecio de su Gobierno por los derechos humanos. Jiang tampoco desaprovechó la oportunidad para recordar a Japón los sufrimientos infligidos a China durante una ocupación militar que comenzó en los años treinta y finalizó con la derrota nipona en la II Guerra Mundial.

La estancia del dirigente chino, no permitió avances en la solución de la disputa por una cadena de islotes del mar de la China. Tampoco hubo gran entendimiento sobre el posible despliegue de tropas japonesas en misiones de paz promovidas por la ONU.

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