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Fujimori encabeza su propia asonada

La impresión más extendida en Lima entre los analistas políticos de Perú es que el presidente Alberto Fujimori no es un prisionero de los militares, sino que ha sido promotor del autogolpe, golpe institucional, fujigolpe o bordaberrización, según las diversas etiquetas que circulan por Lima.La falta de un apoyo entre los partidos políticos tradicionales, las dificultades para llevar adelante su programa sin mayoría parlamentaria, la personalidad autoritaria y desconfiada de Fujimori, unido al descontento social hacia las instituciones y el crónico malestar de las Fuerzas Armadas por su precaria situación económica y de pertrechos, fueron los ingredientes que sazonaron el fujigolpe que acabó en Perú con la división de poderes y algunas de las libertades democráticas básicas.

Desde el mismo momento que subida la presidencia de Perú, el 28 de julio de 1990, Fujimori comenzó a rodearse de un círculo estrecho de asesores y familiares con una gran influencia política. El poder de este grupo de asesores, más o menos a la sombra, superaba en muchas áreas incluso al de sus mismos ministros.

En el periodo que transcurrió desde su triunfo electoral en la segunda vuelta de las elecciones en junio y la toma de posesión el 28 de julio de 1990, Fujimori se refugió en el círculo militar de Lima. Allí elaboró su hasta entonces inexistente programa de gobierno y estableció lazos y alianzas que luego resultarían definitivos, hasta culminar en la decisión del domingo por la noche de cerrar el Congreso y gobernar por decreto.

Fujimori se atrevió a descabezar las cúpulas de la policía, de la Fuerza Aérea y de la Armada al día siguiente de asumir la presidencia. Una decisión de este alcance resultaba impracticable para un neófito de la política, sin haber conseguido antes el apoyo necesario en el Ejército.

Insultos a la justicia

A lo largo de sus 21 meses de mandato, Fujimori no ha escatimado insultos contra el poder judicial y los legisladores. A la sede de los tribunales la llamó palacio de la injusticia. Calificó a los legisladores de cómplices del narcotráfico.

En sus casi dos años de mandato, Fujimori ha sabido evitar una caída de popularidad y al mismo tiempo halagar a los militares. Las Fuerzas Armadas y su popularidad eran su verdadero soporte ante la falta de un partido político articulado.

Las dificultades, para sacar adelante. su programa con apoyo parlamentario y los continuos choques con el poder judicial le dejaron como única salida el recurso a las Fuerzas Armadas para apoyar su plan de cerrar el Congreso y gobernar por decreto.

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