Más allá de la simple corrección
Cedar Walton, como líder nominal,, se dedica a los alardes de fluidez y de inventiva; David Williams, un aventajado seguidor de Ron Carter, se ocupa de apoyar al solista con líneas poderosas y ricas; Billy Higgins, el batería eterno, va sumando golpes secos y precisos hasta conseguir un resultado final exuberante como pocos. Pura seda.Ralph Moore, la última incorporación al cuarteto, parece todavía un poco atenazado por su deuda con John Coltrane, pero se amolda al sonido global con naturalidad y ya posee cualidades que le señalan como uno de los saxofonistas tenores jóvenes más brillantes del momento. Los cuatro empezaron el concierto con Bittersweet, un precioso tema compuesto por Sam Jones, precisamente el primer contrabajista que tuvo Eastern. Rebellion, un grupo formado por Walton hacia la mitad de los años setenta, en cuya filosofía se sustenta todavía la sonoridad de la banda actual. Después de los aplausos del cuarto tema, el pianista y los suyos se retiraron tras presentar ceremoniosamente a su estrella invitada.
Cedar Walton Quartet + Kenny Burrell
Kenny Burrell (guitarras acústica y eléctrica), Cedar Walton (piano), Ralph Moore (saxo tenor), David Williams (contrabajo) y Billy Higgins (batería). Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista. Madrid, 29 de marzo. Aforo lleno. Precio: 2.000 pesetas.
Cuando Kenny Burrell sale a escena conviene guardar un silencio absoluto, en parte porque es la mínima demostración de respeto que merece su impresionante historial y en parte porque suele empezar de forma muy suave. Esta vez no fue excepción, y desgranó, con delicadeza de maestro, una balada favorita y un montaje de canciones de Duke Ellington a la guitarra acústica. Todavía empuñaba el mismo instrumento cuando ayudó a exponer la melodía de Blue bossa, pero en seguida cambió a herramienta más contundente (la guitarra eléctrica) para medirse con los temibles compañeros que le habían preferido y que se le acababan de sumar. No hubo lugar para la confrontación.
Tanto sobre dos piezas muy frecuentadas de Thelonious Monk como sobre la propina final, Alone together, reinó el más saludable intercambio de ideas, Civilizadamente, cada uno a su manera, habían transgredido las normas de la simple corrección.