Melanie Griffith, espía por afición

Proveniente del campo televisivo, David Seltzer cuenta con cierta experiencia como productor y guionista. Asimismo ha dirigido 'otros dos largometrajes, Lucas (19 8 6) y Lo que cuenta es el final (1988), que pasaron bastante inadvertidos, a pesar de tener cierto interés el último. Resplandor en la oscuridad, una cara producción basada en una novela de éxito de Susan Issac, con dos estrellas de la categoría de Melanie Griffith y Michael Douglas y complejo rodaje en Berlín, es su primera película con gran lanzamiento internacional.A pesar de contar con todos los elementos necesarios y haber escrito Seltzer personalmente el guión, el resultado se le va de las manos por culpa de la estructura de la historia y de la inverosimilitud de muchas de sus situaciones.

Linda Voss, una judía alemana que vive en Nueva York a comienzos de los años cuarenta y que mantiene una apasionada relación con el abogado con quien trabaja, ve afectada su vida por la intervención norteamericana en la 11 Guerra Mundial. No sólo su jefe y amante resulta ser un destacado miembro del servicio de espionaje, sino que ella misma acaba yendo a Berlín para arrancar a los alemanes la situación de las bombas volantes en proceso de creación.

Como se ve, la historia no puede ser más convencional; pero Seltzer, en lugar de utilizarla a su favor para hacer una película donde se mezclen el amor y la intriga dentro del peligroso marco del III Reich, según la tradición del cine norteamericano, parece trabajar en su contra para convertirla en lo que nunca debió ser.

Elementalidad

La película está articulada sobre una serie de vueltas hacia atrás desde una entrevista televisiva a una Melanie Griffith bien maquillada de señora mayor, lo que sirve para introducir información sobre la época, una inútil voz en off que comenta el relato y un relamido final feliz que parece de otra producción.Además, cuando la protagonista se encuentra en una situación demasiado difícil, Seltzer, en lugar de emplear la imagina ción para hacerla escapar, la lanza a correr con toda simplicidad por la solitaria oscuridad berlinesa o echa mano de recursos más propios de una narración de James Bond, como ocurre en el primer final, que de la que está contando.

El poco atractivo de Resplandor en la oscuridad reside en Melanie Griffith. A pesar de aparecer en los títulos detrás del seco Michael Douglas, es la protagonista absoluta. Logra hacer creíble su elemental personaje y dotar de cierta intriga a las escenas que lo requieren, aunque siempre resultan un poco estiradas.

También hay que señalar a su favor el buen aprovechamiento de las excelentes localizaciones en un desconocido Berlín Este. Así como un cierto aire de producción de otra época, más o menos de los sesenta, cuando los norteamericanos hacían más historias de este tipo. Lo que no es mucho para una producción importante, que se lanza por todo lo alto y que tendrá éxito entre un determinado público.