Voz para la copla
Espectáculo musical al estilo Tamayo, es decir, vistoso, con ritmo y buen gusto. Viene a ser una nueva Antología del conocido director, aunque sin circunscribirse a un género determinado. Se aglutina un repertorio amplio y heterogéneo, un cajón de sastre que pretende gustar a tirios y troyanos, porque de otra forma sería imposible ayuntar géneros tan dispares como la copla y la opereta.En un contexto así, la calidad de los distintos números varía considerablemente, en relación directa a la calidad objetiva de la música y de los intérpretes correspondientes. La gran beneficiada es Concha Márquez Piquer, cuya presencia en el escenario es constantemente mimada. Ella corresponde -hay que decirlo- con idoneidad, cantando mejor que nunca.
Madrid, Madrid
Concha Márquez Piquer, Maruja Díaz, Marí Carmen Ramírez, Juan Ramón, María Olga Piñeros, El Yunque. Creación y dirección: José Tamayo. Dirección musical: Gregorio García Segura. Coreografía: Ricardo Ferrante. Teatro Nuevo Apolo, 1 de abril.
Junto a ella, la simpatía y el buen hacer de Maruja Díaz, en números a los que pone siempre picardía e intención. El Yunque, que es un buen cantaor flamenco, hace algunas estampas de corte caracolero en las que brilla con su hermosa voz, pose a los trajes de pandereta que le hacen lucir. Ramírez, Piñeros y Juan Ramón cumplen discretamente.
El ballet-coro tiene prestancia, disciplina y se entrega alegremente a su cometido, como debe ser. La coreografia de Ferrante, desigual. Junto a aciertos formidables como la pincelada de Échale guindas al pavo o el Charlestón de las escocesas, la vulgaridad de La viuda alegre. La orquesta brilló y fue eficaz a las órdenes de Alfaro.