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El estreno mundial del 'Don Quijote' de la Expo sólo atrajo a los latinos de Nueva York

La función teatral coincidió con la presentación oficial en EE UU de los actos de Sevilla

Antonio Caño

El Don Quijote de Mauriño Scaparro ha comprobado que puede ser más difícil vencer a los gigantes de los rascacielos de Nueva York que a los molinos de viento de La Mancha. El estreno mundial de la obra del director italiano en la capital mundial del espectáculo, realizado en la noche del martes, demostró lo difícil que es penetrar en el público norteamericano, mucho más con una pieza que no aporta una versión extraordinariamente novedosa de la obra de Cervantes. La mayoría de los asistentes fueron latinos.

La representación, la única que se ofrecerá en Nueva York, provocó fuertes aplausos entre el público que llenaba la sala, casi todo él compuesto por españoles e italianos residentes en Estados Unidos, pero la función no consiguió convertirse en un acontecimiento que atrayese la atención de Broadway. Sólo un periodista norteamericano de habla inglesa, un corresponsal del diario Los Angeles Times, acudió a la sesión. El resto de los representantes de medios de comunicación eran españoles, italianos o reporteros de medios hispanos de Nueva York.Curiosamente, ese mismo día empezaron en otro teatro de Broadway las presentaciones de preestreno de otro Quijote, The man of La Mancha, que dirige el norteamericano Albert Marre, y en el que el actor Raúl Juliá hace el papel del caballero de la triste figura. Esta obra, en la que se hacen muchas más concesiones al gran espectáculo de masas que en la estrenada el martes, ha sido ya destacada por los especialistas como uno de los platos fuertes de la próxima temporada teatral.

Maurizio Scaparro manifestó después del estreno del martes que él sabía las dificultades de penetrar en Nueva York, más aún con una pieza de un solo día presentada en español. Scaparro explicó que ese no era el objetivo de esta representación. Sólo se quería, según él, aprovechar la presentación estos días en Estados Unidos del programa de la Exposición de Sevilla para ofrecer al público norteamericano una muestra de lo mejor de la actividad cultural de ese evento.

Entre los espectadores del martes le encontraba, en el City Center de la calle 55 de Nueva York, el comisario de la Expo 92, Emilio Casinello, que previamente había mantenido contactos con periodistas en Washington y en Nueva York para tratar de promocionar la feria mundial de Sevilla entre los medios norteamericanos.

Don Quijote, fragmentos de un discurso teatral, como se llama la obra de Scaparro, será presentada también en Roma antes de su paso por la capital andaluza. Es el único acto cultural de la Expo que se da a conocer antes de que lo puedan ver los espectadores de la exposición. El estreno de la noche del martes pone de manifiesto que Scaparro no ha querido hacer una versión revolucionaria de la obra de Cervantes ni crear un gran espectáculo en torno a Don Quijote. "Hubiera sido absurdo tratar de competir con la tradición de grandes musicales de esta ciudad. Hemos tratado de darle al espectador una aproximación a otro tipo de teatro, a otro tipo de gusto", comentó Scaparro.

Espectáculo pobre

En palabras de Rafael Azcona, que participó en la adaptación, lo que ha pretendido el director italiano es "emprender un viaje desde la realidad a la utopía por el camino que ofrece en la obra de Cervantes su confesado amor al teatro". Maurizio Scaparro dijo que ha querido hacer, voluntariamente, un espectáculo pobre, donde apenas hay concesiones al realismo. La obra está representada por nueve actores y dos músicos -una guitarra y un violín-, de los cuales solamente tres tienen participación destacada en la representación: Antonio Medina, que hace el papel del director de la Compañía Teatral de Angulo el Malo, el elemento que utiliza Scaparro para jugar con la vinculación del Quijote y el teatro, y, por supuesto, Juan Echanove, en el papel de Sancho, y Josep Maria Flotats, en el de Don Quijote.Echanove borda una versión de un Sancho más inteligente que bonachón, más quijotesco que los Sanchos de otras ocasiones. Flotats hace un Quijote muy tímido, poco exaltado, casi se podría decir que un Quijote muy poco convencido de su misión de caballero andante. El Quijote de Flotats habla siempre de forma pausada y en voz baja, hace sus grandes declaraciones de caballería con cierta inseguridad y parece más atemorizado que loco. Los mayores aplausos de la noche fueron para Echanove.

A la salida del estreno, al que asistieron algunos embajadores latinoamericanos ante las Naciones Unidas, además del español, Juan Antonio Yáñez, los comentarios del público eran más bien de un sí, pero... Indudablemente, en una ciudad maltratada por el crimen, las drogas y la contaminación, poblada por ejecutivos despiadados y sometida al poder del dinero, siempre es reconfortante escuchar al Quijote decir desde un escenario que lo que necesita el mundo son más caballeros andantes. Pero, al mismo tiempo, faltó emoción.

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