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GOLPE A LA DIRECCIÓN ETARRA

La caída de la dirección sitúa a la banda etarra en la situación interna más crítica de toda su historia

Las detenciones de Francisco Múgica Garmendia, Artapalo, y de los otros miembros de la ejecutiva de ETA colocan a esta organización, por primera vez en muchos años, en una situación verdaderamente crítica, y no sólo por lo que supone de neutralización y desmantelamiento de buena parte de la dirección etarra. El esquema organizativo etarra prevé la sustitución automática de cualquiera de los responsables de los distintos aparatos y cabe suponer que también Artapalo, tenga asignado un elemento de repuesto capaz de controlar las claves de funcionamiento internas. En cualquier caso, lo que parece fuera de toda duda es que las detenciones se han producido en un momento muy crítico para la banda armada, de consecuencias imprevisibles.

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La redada de ayer, insólita en cuanto supone la caída simultánea de varios elementos de la ejecutiva etarra, cobra una importancia trascendental por las circunstancias mismas en que se encuentra actualmente la organización terrorista y por la creciente beligerancia que la sociedad vasca muestra hacia ETA. Hay quienes aseguran que las divisiones internas de ETA -mostradas por algunos de los presos de ETA recluidos en Nanclares de Oca (Álava)- han provocado una escisión encubierta.La ruptura de la conversaciones de Argel, decidida por la ejecutiva presidida por Artapalo, destapó dentro de ETA parte de las discrepancias acumuladas en los últimos años y reflejadas en las renuncias de la abogada vasco-francesa, Christiane Fando y los dirigentes de HB Iñaki Esnaola y Txema Montero. Para buena parte de los activistas o ex activistas históricos, la denominada en la jerga doméstica ETA Zaharra (ETA Vieja), Múgica Garmendia no ha tenido nunca el carisma de Txomin ni de otros viejos dirigentes. No es gratuito pensar que algunos miembros de ETA no se lamentan en estos momentos de la caída de Francisco Múgica Garmendia. El recurso masivo del coche-bomba, con sus inevitables efectos indiscriminados, ha suscitado rechazo en HB y en otros entornos más comprometidos con ETA, que descubren ahora el horror por el asesinato de niños y civiles.

Se pierde la esperanza

El Pacto de Ajuria-Enea ha reducido el margen de maniobra política de los simpatizantes de los terroristas y el apoyo electoral disminuye lenta pero progresivamente, mientras, dentro y fuera de las cárceles, muchos de los miembros de ETA empiezan a perder la esperanza de que la última referencia, el año 92, permita una salida negociada. El propio Eugenio Etxebeste, Antxon, el interlocutor de ETA en Argel, en un tiempo amigo personal de Pakito, ha criticado a la cúpula etarra por la matanza de Madrid del pasado febrero, que puso fin a las expectivas de tregua y reanudación del diálogo con el Gobierno.

Las detenciones de ayer avalan la tesis de que a medio plazo ETA no puede sobrevivir en el País Vasco francés a una presión policial intensa y sistemática.

El reclutamiento precipitado de activistas -muchos de ellos sin experiencia- ha permitido a ETA mantener una ofensiva sostenida a lo largo del último año y simular las crecientes dificultades para la reposición de comandos. El grupo de liberados (activistas más adiestrados a sueldo de la organización) que dirige Urrosolo Sistiaga ha sido la principal arma de la dirección de ETA. Personas que le conocen señalan que Urrusolo Sistiaga, un individuo peculiar, obsesionado con su seguridad, aceptó volver a actuar pensando en "el último servicio" a la organización.

La forzosa retirada de escena de Pakito y Fittipaldi deja un vacío en ETA y da paso a todo tipo de conjeturas. En principio, queda eliminado un obstáculo para aquellos que desde HB y ETA estaban planteando con urgencia una salida viable para la violencia.

En numerosas ocasiones, se ha insinuado que todo el problema desaparecería el día en que Artapalo fuera detenido. Ciertamente, Múgica quemó todos los puentes políticos que podían facilitar una salida dialogada. Pero lo cierto es también que en estos años no ha habido nadie que haya encabezado declaradamente la contestación interna.

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