Destituido un ministro por aceptar el voto de Le Pen

La agonía del Gobierno socialista francés dirigido por Edith Cresson está resultando muy dolorosa. Desde el descalabro socialista en las elecciones regionales de¡ pasado domingo, cada día aporta a Cresson y su padrino, el presidente François Mitterrand, un nuevo quebradero de cabeza. Ayer, Jean-Pierre Soisson, ministro de la Función Pública, fue destituido por Cresson, por no querer renunciar a la presidencia de la región de Borgoña, que obtuvo el pasado viernes con el voto de algunos consejeros del ultraderechista Frente Nacional (FN).

"Italiana", "bananera" y "grotesca" eran los calificativos empleados ayer por los comentaristas políticos franceses para referirse a la situación política de su país. En una semana, la crisis política y moral que se venía gestando en Francia desde el pasado año ha estallado con brutal claridad. La segunda etapa del segundo septenio presidencial de Mitterrand es todo un esperpéntico fin de reino.El pasado domingo, el Partido Socialista (PS), que ocupa la jefatura del Estado y del Gobierno, obtuvo en las elecciones regionales el apoyo de menos del 20% de los franceses, al tiempo que los llamados "partidos de la protesta", el FN y los ecologistas, obtenían en conjunto el apoyo de casi el 30% de los franceses. El viernes, dos miembros del gobierno de Cresson, Jean-Pierre Soisson y Jean-Marie Rausch, dos centristas que daban una nota de "apertura" al Gabinete socialista, fueron elegidos presidentes de Borgoña y Lorena con los votos del FN. Ese mismo día, un tercer ministro, el ecologista Brice Lalonde, se negó a apoyar a los socialistas en los procesos de designación de 18 presidentes regionales.

Al votar en Borgoña y Lorena a los dos candidatos de la denominada "mayoría presidencial", los ministros Soisson y Rausch, los consejeros regionales del FN arrojaron una carga de dinamita al fuego político francés. Los ultraderechistas, como reconoció ayer Jean-Marie Le Pen, se vengaron, en primer lugar, de la derecha democrática (RPR-UDF), que se había negado a contar con ellos en la elección de los presidentes regionales. La coalición RPR-UDF perdió las regiones de Borgoña y Lorena, que daba por conquistadas. En otros 15 casos, obtuvo las presidencias sin el menor apoyo del FN.

El viernes, Le Pen sembró también el caos en el ya confuso campo socialista. Para explicar por qué su partido había ayudado en Borgoña y Lorena a los candidatos socialistas, el caudillo ultraderechista dijo ayer con una sonrisa cínica: "Nosotros no disparamos sobre las ambulancias ni los heridos".

En la noche del viernes al sábado, Cresson y el primer secretario socialista, Laurent Fabius, pidieron a Soisson que renunciara a la presidencia de Borgoña para permitir una nueva votación que despejara "todas las dudas". Afirmando que tenía la "conciencia tranquila" y calificando de "estúpida" la exigencia de Cresson y Fabius, Soisson se negó a poner en juego su flamante condición de presidente regional. "Aunque tenga que abandonar el Gobierno, no dimitiré de la presidencia de la región Borgoña", dijo. "Dimiitir", añadió, "sería dar crédito a la tesis de un compromiso con el FN".