La seguridad funcionó según lo previsto, dicen los técnicos rusos
El incidente ocurrido en la central atómica Leningrado es uno de los posibles accidentes previstos en el proyecto, y todos los sistemas automáticos de seguridad que preveía el proyecto para este caso funcionaron normalmente. Al mismo tiempo, la campaña que se lleva a cabo en algunos países occidentales para hacer cerrar las instalaciones rusas está motivada ante todo por razones económicas: eliminar a su principal competidor en el mercado mundial. Estas son las dos ideas más importantes expresadas ayer por los responsables de la energía atómica de Rusia en una conferencia de prensa dedicada a explicar la avería ocurrida el martes.A las 2.37 del martes pasado se produjo una deshermetización de uno de los 1.600 canales que tiene el reactor número tres de la central Leningrado, ubicada en Sosnovi Bor, en el golfo de Finlandia, a unos 100 kilómetros de San Petersburgo. Esta deshermetización hizo que el agua con componentes radiactivos saliera y aumentara la temperatura en el tercer bloque generador de la planta. De inmediato funcionó el sistema automático, y el reactor se detuvo en menos de medio minuto. El yodo y los gases inertes radiactivos que se desprendieron fueron llevados automáticamente también a través de instalaciones de purificación y después fueron lanzados a la atmósfera, a 150 metros de altura, según explicó Serguéi Krilov, subjefe de la Dirección General de Explotación de las Centrales Atómicas.
Sustancias permitidas
"Estaba prevista en el proyecto la posibilidad de que se produjeran averías como ésta, y el martes todo el sistema de seguridad funcionó a la perfección, sin que a la atmósfera saliera una cantidad mayor de sustancias radiactivas de la permitida por las normas", aseguró por su parte Yevgueni Ignatenko, jefe del departamento de información del Ministerio de Energía Atómica.
De acuerdo con las informaciones oficiales, la cantidad de sustancias radiactivas que emanaron al medio el día del incidente no superó el 75% de la norma sanitaria permitida para una central nuclear. Ayer, dicha cantidad era del 10% de la norma sanitaria. Esto significa que en ningún momento ha habido peligro para la salud de la gente.
"El incidente ocurrido en la central Leningrado es comparable al que hubo en Japón el 9 de febrero de 1991, debido a un desperfecto en un generador de vapor. La fuga de sustancias radiactivas en ambos casos es comparable. Pero yo no he oído que después de aquel incidente se haya exigido cerrar todas las centrales nucleares de ese tipo", declaró Yevgueni Adámov, constructor jefe del tipo de reactores de la central de Sosnovi Bor.
Según él, ya antes de que se supiera lo que sucedía, en algunos países comenzó a pedirse el cierre de las centrales construidas por los rusos.
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