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EL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

El debate de la nación aleja al Gobierno del PP y lo aproxima a los partidos nacionalistas

El debate sobre el estado de la nación ha ofrecido una fotografía de la política en el último tramo de esta legislatura, que, según aseguró el presidente del Gobierno, Felipe González, se va a agotar. Tres son los retos más importantes que va a afrontar el Gobierno desde aquí al otoño de 1993 -convergencia económica, clima de corrupción y terrorismo- y va a contar para su cometido, según se desprende del debate de estos dos días, con la colaboración de tres partidos -PNV, CiU y CDS- y con una fuerte oposición desde el PP e IU, que se encuentran solos en su política de enfrentamiento con el Ejecutivo socialista.

Una muestra más de estos hechos es la aceptación de las resoluciones presentadas ayer por la oposición al Gobierno. El Ejecutivo aceptó una buena parte de las propuestas presentadas por el PNV, CiU y CDS -13 y 8 de los nacionalistas catalanes y vascos frente a sólo 6 del PP-.Una de ellas resulta especialmente significativa y se refiere a la aceptación por parte del Gobierno de la propuesta de CiU de reducir la Administración periférica del Estado en aquellas comunidades autónomas que hayan asumido ya la gestión de las competencias de esos organismos periféricos. Esta propuesta, además de suponer un acercamiento del Gobierno a CiU, es un claro guiño para que firme el pacto autonómico.

La dura actitud manifestada por el líder del Partido Popular, José María Aznar, en el debate sobre el estado de la nación marca la pauta de una oposición sin concesiones que los populares van a mantener de aquí hasta el final de la legislatura. El enfrentamiento entre González y Aznar, agrandado tras el debate de estos últimos dos días, tiene visos personales. El presidente del Gobierno ha llegado a cuestionar una vez más la capacidad de liderazgo del presidente del primer partido de la oposición, que, a su vez, replicó a González en el mismo tono.

Aznar no ha dudado en utilizar los escándalos de corrupción y en centrar el debate nacional en esta materia para tratar de quebrar el poder socialista. La vinculación que el PP ha hecho en este debate entre corrupción política y el control por parte del PSOE de una mayoría de las instituciones augura que las denuncias en esta materia continuarán siendo un pilar básico de la estrategia del Partido Popular.

Corrupción y difamación

A pesar de que Felipe González dio la sorpresa en el debate con su iniciativa de afrontar el clima de corrupción política, no pudo contener a José María Aznar. El presidente del Gobierno, que admitió la exitencia de corrupción en España y se mostró dispuesto a dialogar sobre las iniciativas para combatirla, puso el acento, no obstante, tanto en la corrupción como en la difamación, figura jurídica que recogerá el nuevo Código Penal y que anuncia con convertirse en un nuevo caballo de batalla entre Gobierno y oposición.El resto de los partidos -PNV, CiU, CDS- con la excepción de Izquierda Unida, mantienen en este tema una posición moderada que los aproxima al Gobierno y aisla al Partido Popular, en la misma medida en que el primer partido de la oposición ha hecho de esta cuestión la base de su estrategia opositora, a falta de un proyecto alternativo propio.

La convergencia económica con Europa será otro de los temas estrella de lo que queda de legislatura. Felipe González ha anunciado una próxima comparecencia del ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, para debatir con profundidad ante el Congreso las medidas de ajuste económico a fin de acercar España a Europa para 1996, de acuerdo con los compromisos adquiridos en la cumbre de Maastricht del pasado diciembre.

El debate sobre el estado de la nación ha dejado claro que la mayoría de los partidos políticos no tiene objeciones de fondo a los procedimientos ofrecidos por el Gobierno para afrontar el acercamiento a Europa para 1996: saneamiento del Instituto Nacional de Empleo (Inem) y de los gastos del Insalud para reducir la inflación a un 0,5% de media anual y el déficit público hasta un 1%.

En este punto, Izquierda Unida va a ser el único partido de la oposición que juegue con dureza frente al Gobierno, tal y como adelantó Julio Anguita en el debate sobre el estado de la nación. Izquierda Unida, actuando como portavoz político de las centrales sindicales, ya ha anticipado su más dura oposición a la reforma del Inem, un reto que anuncia fuertes conflictos sociales del Gobierno.

Consenso antiterrorista

El debate sobre el estado de la nación ha confirmado también la estabilidad del consenso de las fuerzas democráticas en contra del terrorismo. Todos los partidos, incluidos los que han realizado una oposición más dura al Gobierno -PP e IU- se han negado a hacer bandera de un problema de Estado de tal envergadura.Todos los partidos han reafirmado sus compromisos con el pacto por la paz de Ajuria Enea e incluso algunos, como el PSOE y el Partido Popular, han expresado su disconformidad con las conversaciones abiertas entre el Partido Nacionalista Vasco y la coalición independentista Herri Batasuna destinadas a la pacificación de Euskadi.

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