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Marruecos sólo tiene ojos para la CE

Las autoridades marroquíes, empezando por el rey Hassan II, han dejado de creer en la Unión del Magreb Árabe (UMA) y buscan afanosamente una relación privilegiada con la Comunidad Europea que lave la ofensa que les hizo en enero el Parlamento Europeo y les otorgue un estatuto casi similar al que esperaban obtener cuando, en 1987, presentaron su insólita candidatura de adhesión al club de Bruselas.

Ésta es la impresión que, según fuentes diplomáticas, el monarca alauí transmitió el lunes 16 por la noche en su palacio de Rabat al titular español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordéñez, que se ofreció una vez más para seguir actuando ante sus socios comunitarios como abogado del reino alauí.La marginación de Libia y el golpe de Estado en Argelia han contribuido a paralizar el incipiente proceso de integración magrebí. Promovido por España y Francia, el diálogo entre cuatro países europeos mediterráneos y cinco magrebíes se encuentra además estancado, y la cumbre de los ocho jefes de Estado del Mediterráneo occidental, que se iba a celebrar este año, ha sido aplazada sin fecha.

Convencido de que la amenaza integrista en Argelia y Túnez revaloriza ante los ojos de Occidente la aparente estabilidad y moderación de su régimen, Hassan tiene la intención de sacar el mayor partido político de la oferta, en principio económica, que le acaba de sugerir la CE para instaurar, una zona de libre cambio y que ha motivado el viaje a Rabat del comisario europeo Abel Matutes. Una fuerte vinculación con la CE, se argumenta en la corte alauí, sería la mejor garantía contra el auge de todos los extremismos en el país.

Lejos de bloquear la relación con Marruecos, el rechazo por el Parlamento Europeo de la ayuda financiera al país magrebí -60.200 millones para el próximo lustro- ha estimulado a sus valedores en el seno de la CE, principalmente España, a buscar fórmulas alternativas de cooperación como la propuesta por Ordóñez el 2 de marzo y que incluía la creación de una zona de libre cambio entre la CE y el Magreb empezando por el reino alauí.

El proyecto, que podría incluir una vertiente financiera que permitiría obviar el veto del Parlamento, sólo puede ponerse en práctica a muy largo plazo. Si se precipita, supondría la destrucción por las empresas europeas de parte del incipiente tejido productivo marroquí, al tiempo que la agricultura española y el sector textil portugués resultarían muy dañados por la competencia de su vecino del Sur. Aunque se ponga en práctica muy despacio, repercutirá negativamente en el desarrollo de la UMA, si es que ésta sigue adelante.

Al lanzar la idea de la zona de libre cambio se pretende más bien alcanzar un doble propósito. Dar primero una satisfacción política a un rey ansioso de que sus vecinos del Norte le reconozcan sus méritos. "Deseamos un acuerdo global ( ... )", señalaba el diario oficialista Le Matin, "que tome en cuenta las aspiraciones y la especificidad de Marruecos como país eslabón entre la Europa comunitaria, África y el mundo árabe".

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El otro objetivo es suavizar, gracias a esta contrapartida, las exigencias alauíes en la negociación para renovar el acuerdo pesquero entre Bruselas y Rabat, que beneficia a 650 barcos españoles. Interrumpida tras el voto del Parlamento, la negociación no se ha reanudado todavía, pero se sabe que Marruecos desea incrementar en un 36% -hasta alcanzar los -12.500 millones de pesetas anuales- el pago por la pesca y duplicar el canon que abonan los armadores.

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