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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hablar a tiro limpio

TRES O cuatro días después de que los catalanes votasen libremente, y mientras se discutía sobre si las anunciadas conversaciones entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Herri Batasuna (HB) implicaban o no una tregua tácita por parte de ETA, los terroristas han vuelto a matar. Tal vez sea su forma de desautorizar las especulaciones, pero puede que ni siquiera se trate de eso: simplemente, los coches bomba ya estaban dispuestos y fueron activados para asesinar a personas para ellos desconocidas. Es cierto que los jefes de ETA utilizan diversos pretextos, de la libertad a la ecología, para justificar su existencia ante el público que todavía les sigue y jalea. Pero ellos mismos hace tiempo que dejaron de tomarse en serio tales coartadas: en un comunicado difundido el 9 de febrero pasado, los terroristas advertían que ETA seguirá existiendo en el siglo XXI y realizando atentados. No decían que Euskadi sería independiente el próximo siglo, o que se haría realidad la emancipación del proletariado euskaldún, o siquiera que HB ganaría las elecciones; simplemente, que ETA seguiría matando. No aspiran a otra cosa.Siendo ése su único programa, cualquier concesión o gesto de acercamiento en relación con alguno de los pretextos del momento -ahora, la autovía- sólo servirá, como mucho, para que ETA desplace su atención a otro sector, no para que deje de matar: las víctimas ya no serán personas relacionadas con las obras públicas, o con esa obra pública en concreto, pero no por ello dejará de haber víctimas. Con una diferencia: que la victoria conseguida reforzará la posición de los terroristas, cuya obsesión máxima es demostrar que su acción es eficaz en al menos un sentido: que sirve para doblegar la voluntad de los partidos representativos de la mayoría social. ¿Cabe imaginar un mejor estímulo para que los activistas sigan al pie del cañón?

Las conversaciones entre el PNV y HB aún no se han iniciado oficialmente; pero, 15 días después de su anuncio, ETA está a punto de imponer la modificación del trazado de la autovía de Leizarán y el Pacto de Ajuria Enea se enfrenta a un grave riesgo de ruptura. Todo ello sin que HB haya realizado el menor gesto de distanciamiento respecto a ETA y mientras los terroristas prosiguen su ofensiva. Un dirigente del PNV de Guipúzcoa opinaba hace poco que es precisamente cuando arrecian los atentados de ETA cuando más necesario es hablar con HB. "Porque es cuando más impotente está", argumentaba. Se trata de un razonamiento insustancial y peligroso: por una parte, se acredita la pretensión etarra de que es mediante las bombas como se consigue vencer las resistencias que se oponen a la negociación; por otra, se pone en manos de ETA la decisión de romper a voluntad, sin más que intensificar su brutalidad, cualquier política de aislamiento social de los violentos por parte de las fuerzas democráticas.

En alguna medida es lo que ya está ocurriendo: una estrategia que, según propia confesión, había debilitado considerablemente al mundo de ETA-HB está a punto de saltar hecha pedazos por el grave error de cálculo cometido por el PNV de Guipúzcoa en agosto pasado (y convalidado después por el conjunto de la dirección de ese partido). La modificación unilateral del trazado de la autovía por parte del PNV, de acuerdo con el proyecto negociado con la coordinadora Lurraldea, cuyos planteamientos ha venido respaldando ETA con sus atentados, significaría una claudicación sin precedentes frente al chantaje de los terroristas. Poco importará que ETA no haya estado directamente representada en la negociación, siempre que quede claro que ha sido su intervención -sus asesinatos, sus destrozos y amenazas- lo que ha determinado el desenlace. Para el mundo de ETA y HB será la prueba de que nada puede hacerse sin contar con ellos, y ese mensaje será su bandera para emprender nuevas fechorías.

Esto sucede apenas un mes después de que el consejero nacionalista Atutxa revelase las conexiones de HB con la banda terrorista, y especialmente el dato de que un miembro de su Mesa Nacional, actualmente en paradero desconocido, formaba parte de la red de extorsión mafiosa de ETA. Ello hace aún más incomprensible la actitud del PNV, así como la tibieza de la reacción de sus socios del PSOE en la Diputación de Guipúzcoa y en el Gobierno vasco. La táctica consistente en tapar el error de agosto sobre la autovía con nuevas decisiones cada vez más alejadas del buen sentido está provocando un considerable confusionismo. Una de sus manifestaciones es la de confundir la oferta de salidas para los activistas que dejen las armas con la negociación política pretendida por ETA. Pero ello significa ignorar lo que los propios terroristas han dicho y hecho. Dicho: que nunca renunciarán a las armas y que la existencia misma de ETA "es innegociable". Hecho: continuar la búsqueda de nuevos pretextos para matar, y hacerlo a manos llenas.

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