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Entrevista:

"Los inmigrantes tienen que irse"

ENVIADO ESPECIAL, En Chateneuf Les Martigues, Bruno Megret se siente como pez en el agua. Una florista ha bromeado sobre el hecho de que las rosas se venden mucho menos desde que los socialistas, que utilizan esa flor en su escudo, están en el poder. Un carnicero le ha dicho: "Usted me gusta porque habla de las cosas que nos preocupan: los inmigrantes y la delincuencia". Un panadero, en alusión al insulto de Bernard Tapie a los votantes de Le Pen, ha proclamado: "Yo también soy un canalla".

De Megret se dice que es "el Goebbels" del Frente Nacional. Este ingeniero y capitán de la caballería blindada, de 42 años de edad, este soltero al que sólo le interesa la política, es el principal teórico y propagandista de la toma del poder por la ultraderecha francesa. Pequeño y delgado, vestido siempre con ropas sombrías, Megret es un maestro del autocontrol.

Pregunta. En algunos lugares de Francia, los mítines del FN son hostigados por manifestantes o prohibidos. ¿A qué atribuye usted este ambiente tormentoso?

Respuesta. Si el Frente Nacional encuentra manifestaciones agresivas, es porque estas manifestaciones estan promovidas por el poder socialista.

P. En Francia empieza a abrirse camino la idea de ponerles a ustedes fuera de la ley.

R. El mero hecho de plantear esa cuestión es escalofriante. Pretender poner fuera de la ley a más de la quinta parte de los franceses es toda una amenaza para las libertades.

P. ¿Por qué cree usted que los socialistas libran ahora esta guerra abierta al Frente Nacional?

R. Porque los socialistas no tienen nada que proponer a Francia. No tienen ningún proyecto, están en plena descomposición. Esta campaña contra el Frente Nacional es un último recurso para movilizar sus tropas.

P. El Frente Nacional también dramatiza lo suyo. Ustedes abordan estas elecciones regionales como si fueran decisivas en la historia de Francia.

R. Es que estas elecciones van a tener una dimensión política nacional muy importante. Más que sobre cuestiones regionales, los franceses van a pronunciarse sobre grandes argumentos de política nacional: la inmigración, el paro y la corrupción de la clase política.

El FN y el gaullismo

P. Usted declara que el objetivo del FN es conquistar el poder por medios democráticos. Hitler también ocupó democráticamente la cancillería alemana, y para sacarlo fue menester toda la II Guerra Mundial.

R. La buena comparación no es la que usted hace; la buena comparación es con el movimiento gaullista de 1958. De Gaulle llegó al poder porque la IV República naufragaba. La regeneración llegó del exterior, del movimiento gaullista. Y en aquella época, los políticos de la IV República también organizaron manifestaciones contra De Gaulle, al que llamaban "dictador" y "fascista". Nuestro caso es parecido. Yo creo que la llegada al poder por medios democráticos del Frente Nacional significará un cambio histórico en Francia, como el encarnado por De Gaulle en 1958. En ese momento, la gente se dará cuenta de que no es Hitler el que ha llegado al poder, sino un movimiento de derecha nacional, con ideas muy firmes, eso sí, pero con un respeto de las libertades

P. ¿No se identifica usted con el mariscal Petain?

R. En absoluto. Nosotros tenemos muchos militantes que fueron resistentes en la II Guerra Mundial. Personas que han sido condecoradas porque lucharon contra Hitler. El FN es un movimiento original y moderno. Hemos sintetizado todas las sensibilidades de la derecha tradicional francesa. Tenemos gaullistas y antigaullistas. En nuestro partido se reconcilian todos los franceses que en uno u otro momento han sido patriotas, aunque se encontraran en lados distintos de la barrera.

P. ¿Le molesta la expresión populismo?

R. No me escandaliza. Somos un movimiento popular. Hay militantes que vienen de todas las categorías sociales, gente muy modesta y también universitarios, profesionales y empresarios. Los otros partidos están identificados con grupos sociales específicos. Jacques Chirac y Valéry Giscard d'Estaing representan a la burguesía; los socialistas, a los profesores y los funcionarios; los comunistas, a la clase obrera. El FN es el único que representa a todas las categorías sociales, como hizo en su tiempo el movimiento gaullista.

P. Supongo que me dirá que el Frente Nacional no es racista.

R. No lo es. No proponemos la superioridad de una raza sobre otra, ni el exterminio de ninguna. No tenemos nada contra los árabes, siempre y cuando vivan en sus países. Somos patriotas. Amamos a nuestro país, y más que otros.

P. Usted es el autor intelectual de las 50 proposiciones sobre la inmigración que han escandalizado a Francia. Lo más suave que puede decirse de ese programa es que recuerda al apartheid surafricano.

R. Es estúpido compararlo con el apartheid, que consiste en hacer vivir a diferentes comunidades en el mismo territorio, pero de modo separado, con un territorio separado y una legislación separada. Las 50 proposiciones pueden resumirse así: los inmigrantes vuelven a sus países. Y si los inmigrantes se van, no puede haber apartheid. Por el contrario, lo que hoy tenemos es un apartheid contra los franceses. Los inmigrantes tienen más ventajas que los franceses.

P. Si ustedes expulsan a los inmigrantes, ¿quién hará los trabajos más penosos?

R. Si usted va a París verá que la gente que recoge las cacas de los perros en las aceras son franceses. ¿Por qué? Porque van en moto y están bien pagados. Una de las medidas que proponemos es revalorizar el trabajo manual.

P. Lo que usted propone cuesta caro.

R. Sí, pero la inmigración también cuesta cara para policía, prisiones, enseñanza, vivienda y seguridad social. ¿Sabe que en las prisiones franceses hay dos tercios de inmigrantes de la primera o segunda generación? ¿Sabe que el 80% de los traficantes de droga condenados son extranjeros?

P. ¿Cuando habla de extranjeros también incluye a los europeos?

R. En absoluto. Los inmigrantes que llegaron en la primera mitad del siglo desde Polonia, Italia o España se han integrado perfectamente en Francia. Hay muchos en el Frente Nacional.

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