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A los tejanos les preocupan más sus 'sheriffs'

Antonio Caño

Los nombres de Bush, Buchanan, Clinton o Tsongas interesan por ahora mucho menos a los tejanos que los de los candidatos que también ayer se disputaron los arriesgados puestos de sheriff de los condados.Entre ellos y los aspirantes a jueces del tribunal supremo tejano y otra amplia gama de cargos locales ocuparon mucho más espacio en la prensa y la televisión que los candidatos presidenciales.

Como es bien sabido, nunca ha sido fácil ser sheriff en Tejas. Ahora tampoco lo es.

Los herederos de la estrella que tan valientemente defendiera Gary Cooper en Sólo ante el peligro cuentan hoy con modernos sistemas de ordenadores y poderosos recursos para combatir el crimen, pero igual tienen que mantener a raya a grandes oleadas de forasteros procedentes del sur y a modernos delincuentes llegados del norte con cargamentos de drogas.

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Por eso el elector tiene que observar atentamente las cualidades de unos y otros pretendientes al cargo antes de emitir su voto. Unos piden poner fin a la mano blanda de los jueces, otros garantizan que a ellos jamás se les escapa un criminal, otros juran que entregarán su vida si es necesario para proteger a sus conciudadanos.

Los hay con apellidos escoceses de rancia tradición en defensa de la ley y los hay hispanos que desean acabar con la discriminación contra su comunidad.

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Viejas hazañas

Los hombres del sheriff siguen recorriendo los caminos de Tejas en busca de la repetición de viejas hazañas, pero ni ellos ni nadie puede acabar con la afición de los nativos a las armas.Sólo una tienda estaba abierta el pasado domingo en la céntrica calle del Congreso, en Austin: una que anunciaba la venta exclusiva de armas y en cuyas vitrinas, expuestas a cualquiera con más de 70 dólares para pagar la mercancía, se exhibía material para acabar con medio Estado.

En las afueras de la capital tejana, en uno de esos centros comerciales que los norteamericanos llenan durante los fines de semana, cientos de personas se divertían ese mismo día con la visión de toda la historia de las armas ligeras, desde los viejos Colt de sus abuelos hasta modernas y ligerísimas pistolas para mujeres.

"No son las armas las que causan los crímenes, sino los criminales. Lo que tenemos que hacer ahora es armar a la gente honrada para que impongan la ley", decía uno de los visitantes a la citada exposición.

"Sé que ustedes los europeos piensan que somos una pandilla de salvajes que disparamos al aire en medio de una fiesta, pero no es así, es sólo que la vida es dura aquí".

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