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Denunciado el aeropuerto de El Prat por incumplir las normas internacionales

El centro meteorológico del aeropuerto de El Prat en Barcelona, cuyas instalaciones fueron inauguradas oficialmente hace un mes por el ministro José Borrell, tiene inoperantes algunas de sus instalaciones, lo que ha originado numerosas quejas de los meteorólogos y la presentación de una denuncia de la CSIF ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) por no cumplir las normas internacionales de observación. El nuevo diseño del aeropuerto, obra de Ricardo Bofill, ha situado las instalaciones meteorológicas en la cuarta planta, protegidas por cristales ahumados que impiden la visibilidad de las pistas.

El aeropuerto que Ricardo Bofill diseñó para la Barcelona de los Juegos Olímpicos no tuvo en cuenta un lugar apropiado para el centro meteorológico que presta asistencia a los aviones que aterrizan y despegan en El Prat. Si los meteorólogos desean saber la visibilidad de las pistas o la altura de las nubes tienen que abandonar sus oficinas, situadas en la cuarta planta, salir a la terraza, echar un vistazo y calcularlas a ojo.Los despachos meteorológicos y la pista del aeropuerto se encuentran divididos por un muro opaco de varias cristaleras ahumadas y los pasillos de acceso a los aviones. Esta situación, así como las constantes averías que afectan a los sistemas informáticos con los que operan los meteorólogos, han provocado que el sindicato independiente CSI-CSIF curse una denuncia ante la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) por incumplimiento de las normas internacionales de observación meteorológica.

Según denuncian los sindicatos, las deficiencias en el funcionamiento del centro meteorológico de El Prat proceden del cierre del punto de observación situado en la cabecera de pista, ocurrido en el verano de 1989 y la reagrupación de todo el personal en la cuarta planta, entre el puente aéreo y la terminal nacional.

La garita de mediciones ha quedado ubicada a una altura de 14 metros, sobre una terraza de ladrillo que durante los días de pleno sol -frecuentes en Barcelona- sufre un fuerte calentamiento. Esta garita, según los meteorólogos, debería estar a metro y medio del suelo-suelo o hierba, tal como lo establecen las normas internacionales de observación meteorológica.

Mantenimiento en Sevilla

Tanto el libro de servicios de este centro de control como el del centro de Barcelona recogen numerosas incidencias, relacionadas la mayoría de ellas con fallos del sistema informático provocados cada vez que cae una tormenta en la zona. Esto ocurrió a principios de septiembre pasado y entre los días 21 de octubre y 7 de noviembre, fechas en que permaneció fuera de servicio uno de los sensores por negligencia en la comunicación del fallo a los servicios de mantenimiento.

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La empresa que se ocupa de esta tarea es una filial de Abengoa, tiene su sede en Sevilla y una delegación en Madrid, de manera que cada vez que ocurre un percance sus técnicos deben desplazarse desde una u otra ciudad hasta Barcelona para resolverlo.

Por otro lado, el cielómetro que mide la altura de las nubes en la cabecera de pista 02 se encuentra averiado. El hecho se ha notificado al Instituto Meteorológico Nacional en Madrid, pero no se ha procedido a su reparación. Rafael Martín, jefe de la sección de aspirosicrometría en Barcelona, ha reconocido estas deficiencias, pero desmiente que El Prat incumpla las normas de la OACI: "No sólo no las incumplimos, sino que en muchos aspectos las superamos".

El centro meteorológico de Barcelona mantiene un contencioso con dos de sus meteorólogos a los que ha abierto expediente disciplinario con suspensión de empleo y sueldo por falta de sigilo.

Comisiones Obreras, en nombre de los afectados, presentó el pasado fin de semana una querella criminal por malversación de fondos públicos y persecución sindical contra el director del centro, Alejandro Martínez Albadajelo [y Manuel Bautista Pérez, director del Instituto Meteorológico Nacional], al que acusan de repartir discrecionalmente unas cantidades de dinero que aportó el COOB en pago de unos servicios especiales. Los denunciantes alegan que el Instituto Nacional de Metereología es un organismo público que no puede cobrar por sus servicios.

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