Un juez condena a un médico a pagar 100 millones a una mujer esterilizada por error
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El Juzgado. de lo Penal número 2 de Barcelona ha condenado al ginecólogo, Gaspar Salinas a seis meses de prisión y a pagar una indemnización de 100 millones de pesetas a la paciente Encarnación Campillo, de 33 años, que quedó estéril después de que Salinas le practicara un aborto terapéutico.El facultativo Gaspar Salinas ha sido condenado por cometer una imprudencia temeraria por los resultados del legrado uterino que practicó a la paciente el 7 de marzo de 1989. Con anterioridad, el mismo médico asistió a la mujer en los años 1980 y 1983 en dos partos con cesárea.
La sentencia afirma que el facultativo descuidó la más elemental atención profesionalmente exigible". Tal afirmación se apoya en el resultado del legrado: perforación del útero, sección de vasos vasculares y del uréter. Las lesiones ocasionadas hicieron necesaria la intervención de otro cirujano para suturar el intestino delgado y extirpar el útero, las trompas y el ovario derecho.
La sentencia, dictada por el magistrado Antonio Doñate, condena a la aseguradora. Whintertur, como responsable civil directa, al pago de la indemnización que corresponde a la póliza de seguro contratada por el facultativo. Además, la sentencia establece que el acusado abone 1.600.000 pesetas por los 240 días que la mujer estuvo de baja.
Llamada de atención
En la sentencia, el magistrado hace una llamada de atención sobre la profesión médica: "Afortunadamente para los médicos, y asimismo para los ciudadanos que soportan los yerros de alguno de los primeros, no son sólo médicos los que los juzgan. El cuerpo social sabe de los peligros que pueden derivarse de cualquier tipo de corporativismo y trata de que sean órganos externos al colectivo concreto los que tengan la última palabra en la solución del conflicto".
La paciente estuvo 19 días en la unidad de cuidados intensivos del hospital Evangélico de Barcelona, donde se realizó la operación, y cerca de un mes en la residencia del Vall d'Hebrón. Como consecuencia del legrado, la mujer ha perdido casi totalmente la funcionalidad del riñón derecho, pérdida anatómica del útero, lo que imposibilita nuevos embarazos, padece menopausia quirúrgica y tiene relaciones sexuales dolorosas.
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