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El director de la FAO culpa del aumento del hambre a la política económica de los países ricos

Milagros Pérez Oliva

Más de 600 millones de personas sufren hambre y malnutrición en todo el mundo y más de 12 millones de refugiados se encuentran en el límite de los umbrales de supervivencia. La situación requiere medidas drásticas inmediatas, según ha declarado a este diario Edouard Saouma, director general de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), de las Naciones Unidas Saouma culpa del aumento del hambre a los países ricos por los bajos precios que pagan por las materias primas que compran a los países pobres. Éstos, a su vez, se ven obligados a importar productos cada vez más caros.

Saouma se encuentra en la capital catalana para presentar la Declaración de Barcelona sobre los Derechos Alimentarios del Hombre, que pretende alertar a la comunidad intemacional sobre las consecuencias de la creciente pobreza de los países en vías de desarrollo.Las perspectivas son dramáticas y de nuevo es África la que está en el ojo del huracán: la sequía de enero y febrero pasados ha diezmado la cosecha de cereales de 11 países del sur del continente, que afrontan el peligro de una nueva hambruna. Muchos países africanos cubren su déficit de comida con importaciones procedentes de Zimbabue o Suráfrica, pero incluso estos países tendrán que importar cereales este año.

La situación actual exige, a juicio de Saouma, replantear la función de la Reserva Alimentaria Internacional de Emergencia, creada en 1975 para gestionar un fondo de cereales destinado a resolver situaciones angustiosas. Este fondo, que actualmente es de 500.000 toneladas de grano, se nutre de aportaciones voluntarias. Saouma propone que sean obligatorias y que el fondo se aumente hasta dos millones de toneladas. De ello depende la vida de millones de personas.

Pero más allá de las actuaciones de emergencia, Saouma sostiene que el problema del hambre seguirá creciendo mientras no se invierta la tendencia actual: "El poblema del hambre no es técnico. Los países ricos se hacen cada vez más ricos a costa de que los pobres lo sean cada vez más. Los ingresos de los países pobres dependen de muy pocos productos que son materias primas. Y desde hace 20 años, los precios de productos como el café, el té, el cacao, el caucho, el aceite de palma, el hierro, el níquel y el cobre, no dejan de bajar".

Círculo vicioso

"Los llamados Siete Grandes decidieron en su reunión de Toronto que los precios de las materias primas debían mantenerse bajos, porque de lo contrario repercutirían negativamente sobre sus índices de inflación. De modo que los países pobres cada vez perciben menos por lo que ellos producen y cada vez pagan más caros los productos que han de importar", añade.A ello se suman ahora los problemas del medio ambiente. Saouma estima que hambre y medio ambiente son dos aspectos inseparables que deben afrontarse conjuntamente, pero justifica a los países pobres que se resisten a aplicar medidas anticontaminantes: "El deterioro medioambiental es responsabilidad, en un 75%, de los países ricos. La FAO defiende un desarrollo duradero y respetuoso con el medio ambiente, pero proteger la naturaleza encarece la producción. Los países ricos no pueden desentenderse de este aspecto".

Saouma lleva 17 años al frente de la FAO, y desde esta privilegiada plataforma ha mantenido un duro pulso con Estados Unidos y el resto de países ricos. Pero la FAO, como el resto de organismos de las Naciones Unidas, depende de la contribución económica de esos países. Estados Unidos estuvo sin pagarla durante mucho tiempo, hasta acumular una deuda de casi 150 millones de dólares (15.000 millones de pesetas). Ahora ha pagado una pequeña parte, pero la situación de la FAO sigue siendo precaria y el último presupuesto económico es incluso un 4,6% inferior al anterior.

"Los organismos internacionales están al servicio de todos los países y no sólo de unos cuantos. Sólo si se garantiza su independencia financiera podrán actuar en beneficio de todos y no sólo de los intereses de los países más poderosos. La actual crisis de los organismos internacionales es una crisis financiera que afecta a su independencia", afirmó.

En noviembre de 1993 expira el mandato de Saouma. Dice que es prematuro responder a la pregunta de si se presentará o no a la reelección, pero afirma que, en cualquier caso, su sucesor debe tener por objetivo mantener la independencia de la FAO y los logros alcanzados en los últimos años.

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