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Entrevista:

"España será el país más beneficiado por la cohesión económica y social europea"

FÉLIX MONTEIRA, Maastricht, según Eneko Landáburu, representa un salto cualitativo para la cohesión, el fin de una concepción de la Comunidad Europea como zona de libre cambio para dar prioridad a políticas que aseguren cierto equilibrio territorial de crecimiento económico. Pero también es una compensación por el efecto desigual de la unión monetaria para los países de la periferia de la CE.

Pregunta. ¿A quién beneficia más el Tratado de Maastricht?

Respuesta. La cumbre de Maastricht y el paquete Delors II de perspectivas financieras para los próximos cinco años son claramente favorables a España. Como españoles tenemos que aceptar el gran reto de que con la ayuda que se nos da podemos poner en marcha mecanismos de crecimiento económico que nos permitan estar dentro de unos años en el pelotón de cabeza de los países comunitarios.

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P. ¿Pero cuál será la ganancia neta para España?

R. Entre el nuevo fondo de cohesión y los fondos estructurales ya existentes se llegará a una duplicación de la ayuda de la CE para los cuatro países más retrasados: España, Portugal, Grecia e Iralanda. España puede incluso recibir algo más, aunque es dificil dar una respuesta concreta hasta que no se conozca el reparto de este nuevo fondo, dotado con 1,3 billones de pesetas de 1993 a 1997. Pero desde el punto de vista de la Comisión Europea no cabe duda de que la mayor parte de ese dinero tiene que ir a España.

La batalla del 60%

P. ¿Entonces la cuota del 60% de ese dinero no es un objetivo imposibe?

R. Para el fondo de cohesión se puede llevar la batalla para conseguir alrededor del 60% al que aspira España. Me parece que es una hipótesis razonable.

P. ¿Pero los otros tres van a aceptarlo?

R. Hay una pelea que va a ser dura. Yo recibo aquí a miembros del Gobierno portugués, griego e irlandés y es verdad que me hacen la presentación clásica de que no se puede perejudicar al más pobre dentro del grupo de los pobres. Pero, por otra parte, el fondo de cohesión se creó para intentar resolver un problema específico de España. Podía haberse hecho a través del Feder, pero se hubiese necesitado un aumento mayor del presupuesto porque España recibe solo un. 25% de este fondo.

P. La Comisión quiere mantener el control total y eso dejará el reparto en el aire.

R. En los fondos funcionamos en base a la estrategia de cada país, los planes regionales. Para el nuevo fondo el indicador será el plan de convergencia. Decidimos en función de una propuesta nacional, pero actuamos como gendarmes del interés comunitario. En cuanto al nuevo fondo, las cosas no están definidas y hay dos tesis: los que defienden una relación muy estrecha con el plan de convergencia y los que argumentan que ambas cosas tienen poco que ver.

P. ¿Pasados dos años, como dice Delors, un país incumplidor podría verse privado del dinero?

R. Sí, pero soy partidario de no fijar reglas muy estrictas. La necesidad de hacer grandes infraestructuras dentro de una red comunitaria es algo que poco tiene que ver con la capacidad del país para reducir o no su infláción. Pienso en el caso de España. El fondo de cohesión es un instrumento de convergencia real y depende poco de los resultados que tenga la política de convergencia nominal. Lo lógico es que haya coherencia entre los dos objetivos y así lo impone Maastricht.

P. ¿Para qué va a servir todo ese dinero de más?

R. Lo que hemos hecho es mejorar las infraestructuras económicas en España: comunicaciones, telecomunicaciones y energía. Con el añadido se podrá seguir el esfuerzo hecho y entrar en programas de educación y sanidad, que son la novedad. Los objetivos son también estar más presentes en las acciones de medioambiente, que tanto necesita el país, ayudar a la inversión productiva y dedicar más dinero a investigación y desarrollo.

P. Podemos decir que si España ha recuperado cinco puntos de su atraso con respecto a la media comunitaria, ¿hará otro tanto en los próximos cinco años?

R. Me parece muy difícil de alcanzar porque el objetivo depende de la situación general de la economía y de la capacidad de llevar a cabo políticas acertadas.

P. ¿Pero las ayudas regionales de la CE cuánto han ayudado a crecer por encima de la media?

R. Todavía es imposible hacer un balance cuantitativo serio. Hemos actuado específicamente en infraestructuras y desconocemos en qué medida han influido en mejorar la oferta. Sí sabemos que este flujo de dinero ha permitido contribuir a la confianza que ha despertado España y posibilitado la atracción de inversiones extranjeras.

Movilización social

P. ¿Cuáles deben ser las prioridades?

R. Los fondos de la CE se tendrán que destinar dentro del territorio español en función de prioridades de ordenación del territorio. El ministro Borrell está haciendo un esfuerzo muy importante en este sentido. El reparto del dinero no debe hacerse en base a niveles de riqueza relativa hoy, sino en relación a situaciones difíciles de ciertas regiones con respecto a otras. Es necesario corregir los estrangulamientos.

P. ¿Está pensando en alguna región o acción concreta?

R. Desde hace años siempre he defendido que hay que hacer un esfuerzo particular para la cornisa cantábrica, desde Irún a Finisterre. Vemos lo que está pasando ahora y no cabe duda de que hay que hacer para esta parte del territorio un esfuerzo particular, acaso más allá de su riqueza respecto a la media. No es dar a todos en función de su PIB, sino fijar algunas prioridades.

P. ¿La decisión será sólo del Gobierno o debería haber un consenso?

R. La suma de dinero es lo suficientemente importante como para que las fuerzas políticas, económicas y sociales logren acuerdos que requieren una movilización de la sociedad española.

P. ¿La movilización quiere decir un pacto social?

R. Creo que sí, aunque no sé qué tipo de fórmula. Estoy convencido de que para preparar nuestro país a los retos de una economía más abierta y con mayor peso en Europa se requiere un debate general y una participación responsable de todos. Las sociedaddes europeas que más han progresado, y pienso en Alemania, son las que han sabido llegar a acuerdos de este tipo.

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