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Reportaje:

Los pueblos, ríos y montes de Babel

El atlas de EL PAÍS-Aguilar destapa conflictos y vacíos lingüísticos

El Atlas de España de EL PAÍS-Aguilar comenzó fuerte. La primera entrega, el fin de semana pasado, no sólo agotó una tirada de casi 1,5 millones de ejemplares -contando la reedición-, sino que reavivó una fuerte polémica lingüística en Galicia. La adaptación de los nombres de localidades y accidentes geográficos al gallego, como a las otras lenguas oficiales de las respectivas autonomías, mantendrá encendida la batalla durante varias semanas.

Las críticas de partidos nacionalistas, universidades y grupos de defensa del gallejo al Atlas de España de EL PAÍS-Aguilar han llegado ya al Parlamento autónomo. El Partido Socialista Galego-Esquerda Galega (PSG-EG) presentó el miércoles una iniciativa en la Cámara para que la Xunta explique si facilitó a la editorial la relación de topónimos que figuran en el mapa. La Xunta se apresuró a responder que sólo entregó los datos referidos a las entidades de población. Esto explica que en el atlas se recoja la versión gallega de ciudades y pueblos, pero los accidentes geográficos aparezcan en castellano. Así, junto al municipio orensano de A Peroxa, el mapa localiza el valle de La Peroja.La ley de normalización lingüística de Galicia, aprobada en 1981, establece que la única forma oficial de los topónimos de la comunidad autónoma es la gallega. Para ello, la Comisión de Toponimia de Galicia, con representación política y académica, se ha encargado en los últimos años de recuperar los nombres originales. Sin embargo, la polémica surgida con el nuevo coleccionable de EL PAÍS ha revelado que la Xunta no tiene un inventario de accidentes geográficos. Xosé Manuel Sarille, presidente de A Mesa pola Normalización Lingüística, cree que esta falta es "una vergüenza institucional".

María Fernanda Enríquez de Salamanca, encargada de cartografía de Aguilar, no quiere que nadie la malinterprete: "Hemos hecho un atlas cuyo objetivo fundamental es que sea útil a todos los españoles. Tiene que quedar claro que es nacional, no es el atlas regional oficial de Galicia, de Cataluña o de Asturias. Hemos revisado los nombres con la ayuda de los departamentos de política lingüística de los Gobiernos autónomos, a los que nos hemos dirigido directamente; y hemos encontrado muchos vacíos, continuamente nos dicen que lo están estudiando".

Los accidentes

El Atlas de España recoge los topónimos de Galicia, el País Vasco, Navarra, Cataluña, Baleares y la Comunidad Valenciana en sus respectivas lenguas co-oficiales con el castellano, pues en todas ellas se han adoptado acuerdos sobre cómo denominarse oficialmente. Asturias aparece en castellano. Los nombres de provincias, también. Y los nombres de los accidentes geográficos siguen criterios estrictamente editoriales -en castellano en la mayoría de los casos, salvo en Cataluña y las Islas Baleares-, al no haber, según Aguilar, más que adaptaciones parciales y dispares. Por eso aparece la provincia de La Coruña, y no A Coruña; y están escritos Cabo Finisterre y ría de Arosa. Sin embargo, puede leerse Vilagarcía de Arousa, por ser ésta una localidad. El Libro de estilo de EL PAÍS señala que los nombres de cabos, bahías, deltas, golfos, islas, rías y estrechos, y los que superen el ámbito de una comunidad, se escribirán en castellano.Toda esta adaptación toponímica se ha realizado en los mapas con escalas de 1:250.000 o superiores; en los de escalas 1:500.000, 1:750.000 o 1:1.000.000 -aparecen como presentación de cada comunidad- no se han aplicado estos criterios.

María Fernanda señala que no se le puede pedir al atlas que lo dé todo bien atado. "Es un asunto en constante evolución. Cuando hicimos el primer atlas en 1977, había que escribir Galiza y A Coruña. Y el mapa de 1984 del Instituto Geográfico Nacional sobre esta comunidad se había quedado, según la Xunta, desfasado el año pasado. Excepto casos como Cataluña, no hay ninguna tradición cartográfica regional. Te mandan listas, nunca mapas".

Vascos y valencianos

El Gobierno vasco ha finalizado ya oficialmente la normalización toponímica en Vizcaya, y trabaja ahora en Guipúzcoa y Álava. "Tratamos de investigar al máximo para, si son nombres de origen castellano, mantener el castellano, y si no, el euskera", explica el director de Asesoramiento Lingüístico de la Presidencia del Gobierno vasco, Román Berriozabal. El cambio de nombre de los municipios ha de realizarse por acuerdo del pleno, sometido al dictamen de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia. Por este procedimiento, Santurce pasó a ser Santurtzi; o Lejona, Leioa. Para las capitales de Guipúzcoa y Álava, la decisión fue salomónica: San Sebastián-Donostia y Vitoria-Gasteiz. En otros puntos, Laudio o LLodio, la elección está pendiente.En Navarra, quedan localidades con las dos caras: Vera de Bidasoa / Bera de Bidasoa y Urdazubi Urdax. Estos casos de bilingüismo muestran que la doble nomenclatura no es decisión de Aguilar.

La toponimia del País Valenciano, otra zona que Aguilar ya prevé polémica, está sujeta a un proceso de renovación constante, que hace dificil la confección de un mapa oficial definitivo. Las modificaciones han de ser aprobadas por el Gobierno autónomo a propuesta de los Ayuntamientos, que, a su vez, deben refrendarlas previamente mediante mayoría cualificada. Los nombres dobles también abundan: Alcol /Alcoy, Calp / Calpe; pero sólo Valencia.

Reportaje realizado por Xosé Hermida Eva Larrauri, Juanjo García del Moral y Rafael Ruiz.

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